Publicado: Sab Nov 14, 2009 3:37 am
por ParadiseLost
Supervivientes recuerdan la batalla de Stalingrado (XIII).

Hola a todos.
Os amplio y traduzco el testimonio de Otto Schäfer, que apareció nombrado de pasada en este otro post:
viewtopic.php?f=19&t=460&st=0&sk=t&sd=a&start=30#p45163


Artículo: Jens Ostrowski
Fotos: Jens Ostrowski
Traducción: ParadiseLost


Otto Schäfer vivió el infierno de Stalingrado
Hagen, 09-01-2008, Jens Ostrowski


Hagen. "Con la edad, vuelven los recuerdos", dice Otto Schäfer. Lo que tuvo que sufrir de joven, le persigue hoy hasta en sus sueños. A los 19 años luchó en Stalingrado.

Hoy, hace 65 años comenzó la destrucción definitiva del VI Ejército, que había rechazado la capitulación ofrecida por los rusos. Por suerte para Schäfer, fue evacuado por avión un día antes. Pero a esas alturas, ya había presenciado el infierno.

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El soldado Otto Schäfer.
Foto: http://80.77.216.10/nachrichten/staedte ... etail.html

Durante largo tiempo no habló sobre sus experiencias. Cuando Otto Schäfer leyó el reportaje en la WR sobre la fiesta de Navidad en el Kessel a orillas del Volga, entonces volvieron los recuerdos. "Nuestro padre era demócrata. Nosotros, los niños, éramos todo lo contrario a ser fieles al régimen". No es pudo oponer al llamamiento a filas de la Wehrmacht. Tomó parte en el ataque de Hitler sobre Rusia desde el principio. "El avance hacia el interior del país fue rápido. Creíamos, que la guerra se acabaría rápidamente", recuerda Schäfer. Era cargador de munición en la 76.ª I.D. a finales de 1942, antes de Stalingrado. 250.000 soldados alemanes preveían, lo que se avecinaba. El Ejército Rojo sólo se había retirado ante la Wehrmacht, para aumentar sus fuerzas, golpeó en noviembre con una gran ofensiva. Un millón de soldados rodearon al VI Ejército. En el frente del Kessel: Otto Schäfer. "Claro que teníamos miedo. A la muerte, pero aun más a caer prisioneros de los rusos. La propaganda alemana también era culpable, de describir al enemigo como bestias. Por aquel entonces, me hubiera disparado antes de caer prisionero. Hoy veo las cosas de otra manera", afirma Schäfer.

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Otto Schäfer fue un soldado en Stalingrado (WR – Foto: Ostrowski).
Foto: http://80.77.216.10/nachrichten/staedte ... etail.html

Muchos soldados alemanes se dieron cuenta pronto, de que el Ejército Rojo no representaba el único peligro. El frío y sobre todo el hambre les hizo agotarse a partir de diciembre. El termómetro cayó hasta los 25º bajo cero. "Cada día morían camaradas de hambre y de frío". El abastecimiento de ropa de invierno y alimentos se realizaba desde el aire, desde el cierre del cerco. Los aviones sólo podían transportar una quinta parte, de lo que los soldados necesitaban. "Comimos cereales durante días. A veces, también tabaco y pasta de dientes, para llevarnos otro sabor a la boca." El correo ayudaba a resistir. "Era el único contacto con el mundo exterior." Schäfer enviaba regularmente cartas a su familia en Hagen. Les explicaba la situación sin rodeos, y firmaba siempre con "El Führer nos sacará de esta situación". Un truco. Sospechaba que las cartas eran leídas por el régimen. Varias veces, Schäfer esquivó por poco a la muerte. Cuando era el cargador de munición de una ametralladora estuvo sentado durante horas en un agujero en la tierra. "Estuvimos envueltos en difíciles combates en diferentes zonas. Una mañana, me había dormido en una trinchera, oí mi nombre y me desperté por el grito. Cuando levanté la cabeza del suelo, sólo yacían a mi alrededor cadáveres. Les habían disparado desde un campo cercano. Poco después me encontré a un camarada, al que una bala le había atravesado el cuello. Estuve tres horas apretándole la herida con mi dedo, hasta que por fin, llegó el sanitario. No sé que le sucedió, pero en cualquier caso nunca olvidaré su nombre: se llamaba Karger."

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El soldado Otto Schäfer.
Foto: http://80.77.216.10/nachrichten/staedte ... etail.html

"Una granada le arrancó la cabeza"
En otra ocasión, una granada le arrancó la cabeza a un soldado. Schäfer lo tenía que relevar 20 minutos después. "Era padre de seis niños. Lo alejamos algunos metros de nuestra posición y lo dejamos sobre la nieve." El suelo congelado estaba demasiado duro, para enterrarlo allí. "Ya no contábamos con ello, con salir del Kessel", dice Schäfer. "Fue una casualidad". A causa de la suciedad y los piojos sus piernas estaban llagadas. En vez de una pomada, recibió en los días de Navidad el permiso para ir al hospital militar. "El 8 de enero, de repente vino alguien y me dijo que debía preparar para ser evacuado. En realidad mi herida no era tan grave. Debió tratarse sólo de una confusión", piensa Schäfer hoy en día. Pero la guerra no acabó para él. Después de su cuaración volvió al Frente Oriental. Una granada de mano le arrancó una parte del pie. En consecuencia fue licenciado en la Wehrmacht. "Lo que tuve que presenciar, no se lo deseo a nadie. Fue el infierno."

Fuente: http://80.77.216.10/nachrichten/staedte ... etail.html

Saludos