Publicado: Vie Dic 22, 2006 10:48 am
por Capitan Miller
Entrevista con Donald Stratton, superviviente del USS Arizona.

Gravemente herido en la explosión que mató a más de mil de sus compañeros, Donald Stratton, de 83 años, vive aún hoy con las cicatrices físicas y mentales que le dejó el ataque a Pearl Harbor. Un total de 1.177 hombres murieron en el Arizona durante el ataque. La mayoría de los 334 tripulantes que sobrevivieron no estaban abordo aquel día. Donald Stratton es uno de los seis supervivientes del ataque aún vivos al día de hoy.

Entrevista por David Lesjak.

Nacido en la época de la Gran Depresión, en una pequeña ciudad de Nebraska, Donald Stratton era el tipo de muchacho buscado por la US Navy antes de la Segunda Guerra Mundial. El año 1940 Stratton quedó impresionado por las palabras del reclutador y pronto cambió la ropa de civil por el uniforme de marinero y embarcó en el acorazado USS Arizona, el orgullo de la Flota del Pacífico.

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Stratton, durante una charla a escolares en Hawai el año 2004.

WWII: el Arizona era un coloso de 31.000 toneladas con una tripulación de más de 1.700 hombres. Supongo que debió ser algo impresionante para alguien de Red Cloud, Nebraska, encontrarse por primera vez con el barco.

Stratton: La primera vez que llegué el Arizona estaba en reparación y eso unido a que casi todas las noches nos tocaba guardia de incendios me hizo pensar -chico, esto no es lo que habías esperado-, pero el capellán (Capitán Thomas L. Kirkpatrick) nos dijo en una ocasión, -esto no es lo que parece, cuando estemos en el mar vereis que gran diferencia-. Y por supuesto que fue así, cuando vi el acorazado en el mar fue todo un espectáculo.

WWII: ¿A cual división se le asignó en el barco y cuales eran sus responsabilidades?

Stratton: Estaba en la 6ª División. Era una unidad de cubierta en el lado de babor. En la Marina las divisiones de estribor llevan número impares, y pares las de babor. La mayor parte del tiempo estábamos trabajando en tareas de limpieza y reparación de los botes, todo tenía que estar siempre limpio y brillante. Teniamos 2 motoras de 50 pies, dos lanchas de 40 pies, lanchones, la lancha del capitán y la del almirante.

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El USS Arizona a finales de los años 30.

WWII: Las reparaciones y remodelaciones terminaron en Enero de 1941, y salieron para Hawai el 23 de Enero. ¿Estaba contento de ir a Peral Harbor?

Stratton: Por supuesto, era toda una experiencia; nunca había estado allí antes. Muchos otros tampoco lo conocían, y tan sólo sabíamos de Pearl por comentarios de los veteranos.

WWII: Mantener un acorazado en condiciones de combate era un trabajo constante. Supongo que toda la tripulación debió tener un viaje muy ocupado, ¿no es cierto?

Stratton: Sí. Además de las tareas habituales teniamos que familiarizarnos con el armamento. Yo estaba asignado a uno de los cañones antiaéreos de 5 pulgadas, y tenía que practicar las operaciones de fuego y recarga, aunque nunca llegué a disparar. Los proyectiles debían pesar 70 u 80 libras, el cargador tenía que ponerlos en posición y el artillero introducirlos en la recámara. Mi trabajo era de apuntador, y mi puesto de combate se hallaba en la sala de dirección de tiro, en el mástil de proa.

WWII: Con la amenaza de la guerra, la Flota del Pacífico se había trasladado desde la base de San Pedro (California), a Pearl Harbor en Mayo de 1940. Esa gran flota, ocho acorazados, tres portaaviones, cruceros, destructores, naves de apoyo… debía ser todo un espectáculo.

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Otra vista del USS Arizona en navegación.

Stratton: Era impresionante. Cuando entramos en Pearl casi todo el mundo estaba en cubierta. Todo era verde y exuberante, y con el recuerdo aún cercano de las tormentas de polvo yo pensaba que los chicos, allá en casa, no podrían creerlo.

WWII: ¿Nunca pensó en la posibilidad de una guerra con Japón?

Stratton: Creo que ninguno pensábamos en ello. La única sospecha que tuve fue cuando durante unas maniobras de dos meses, más o menos, nos limitaron el agua, y pensé que tal vez hacían eso para ver que sucedería si tuvieran que racionarla.

WWII: El trabajo en un barco comenzaba muy temprano, incluso en domingo. ¿Cómo empezó el día para usted aquel 7 de Diciembre de 1941?

Stratton: Estaba en las casamatas, cerca de los cañones de 5 pulgadas de estribor, cuando sonó el toque de diana. Después de asearme un poco fui a por el desayuno, a eso de las 7. La mayoría de la tripulación estábamos en camiseta y pantalón corto; ese era el uniforme de día, excepto para los marines y la tripulación de los botes. Después de desayunar fui a la enfermería a visitar a mi amigo Harl Nelson. (N.E. Harl Coplin Nelson fue uno de los 1.177 muertos del Arizona).

WWII: ¿Qué tipo de relación tenía con Harl?

Stratton: Era un marinero más de mi división, y algunas veces habiamos coincidido en el incinerador, nos conocimos quemando basura.

WWII: ¿Pudo visitar a Harl antes de que comenzara el ataque?

Stratton: No. Había dado unos pasos alejándome de las torres de proa, que estaban llenas de gente, cuando oí a otros marineros gritando y voceando. Miré y todos señalaban hacia la Isla Ford, entonces vimos un montón de aviones y lo siguiente fue la torre de agua de la Isla Ford volando por los aires. Los aviones volaban muy bajo y pude ver las insignias del sol naciente en ellos, y las bombas caer y estallar. Me pregunté -¿qué infiernos está pasando?-

WWII: Eran justo las 8 en punto pasadas cuando comenzó el ataque. ¿Cuándo se dio cuenta de que no era un ejercicio, que hizo?

Stratton: Di media vuelta y fui a mi puesto de combate, que estaba una cubierta por encima del puente. Primero tomé la escalera que llevaba a la estación de radio, y desde allí otra hasta el puente, y finalmente otra hasta el puesto de observación. Debí hacerlo muy deprisa, porque ya estaba allí cuando sonó el zafarrancho de combate.

WWII: ¿Qué situación se encontró allí?

Stratton: Había un oficial artillero. En la parte superior del puesto había un punto de observación desde el que se podía tener una vista general e intentar determinar la distancia y rumbo del blanco. Mi trabajo era apuntar a cualquier posible blanco que el oficial ordenara y pasar la información de coordenadas a los servidores del cañón. Con esa información los artilleros podían poner el cañón en modo automático hacia el punto asignado desde el centro de dirección, nos encargábamos de cuatro de los cañones de 5 pulgadas.

WWII: Había muchos cañones en el barco. ¿Cuántos marineros como usted se encargaban de apuntar?

Stratton: Había un centro director de fuego de estribor en el otro lado con el mismo número de hombres asignados, unos ocho o nueve, y más marineros con prismáticos identificando blancos. El centro de dirección principal, para los cañones de 14 pulgadas de proa, se encontraba en el mismo nivel. Calculo que unos 50 hombres en total en el de estribor y otros tantos en el de proa.

WWII: ¿Se vio metido en el combate de inmediato?

Stratton: Sí. Todo sucedía muy deprisa, y no tenía mucho tiempo para pensar, estábamos disparando. Había sólo 50 proyectiles preparados junto a cada cañón, y pude ver como otros tripulantes tenían que abrir las cajas para sacar más munición. Disparábamos a los aviones… más o menos a los bombarderos que volaban a gran altitud. Sabiamos que los torpederos y bombarderos en picado eran blancos para las ametralladoras del 50, y estábamos preocupados por los bombarderos, pero no podíamos alcanzarlos, nuestros proyectiles explotaban antes de llegar a la altitud de los aviones.

WWII: Aproximadamente a las 8:10 el Arizona fue alcanzado por una bomba de 800kg justo delante de la torreta nú 2. La bomba penetró la cubierta del barco y unos segundos más tarde explotó en el polvorín de proa. La explosión destruyó el interior del barco y el mástil principal y la superestructura de proa comenzó a derrumbarse. ¿Qué recuerda de aquella explosión?

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El USS Arizona en el momento de ser alcanzado junto a la torreta nú 2.

Stratton: Nos habían alcanzado antes una vez, justo encima de la torreta nú3, pero rebotó y no llegó a estallar, y se quedó incrustada en la cubierta de proa. La que estalló cerca de la nú2, en estribor… fue enorme. Sacudió el barco como un terremoto, y a la vez hubo una gran explosión que casi sacó el barco fuera del agua y lo volvió a echar abajo. Había una bola de fuego que se elevaba 500 o 600 pies en el aire y que engulló el mastil principal, donde estábamos nosotros, y toda la proa.

WWII: ¿Qué sucedió en el puesto de dirección de fuego en ese momento?

Stratton: Nos sacudió como si estuviéramos dentro de una tubería o algo así. Tan pronto como me recuperé del shock intenté protegerme detrás de los equipos, pero aún así y todo me quemé. El fuego llegó directo a donde estábamos.

WWII: ¿Intentó alguno de ustedes escapar al fuego saliendo al exterior, a la plataforma?

Stratton: No, nos quedamos allí, buscando una pequeña protección. Un par de tipos saltaron fuera y no volví a verlos.

WWII: ¿Cuánto tiempo pasó hasta que salió a la plataforma?

Stratton: Llegó una ráfaga de brisa del mar que se llevó el humo, y salí en cuanto el fuego pareció apagarse un poco. El director de control de fuego y yo salimos a la plataforma. Toda la cubierta… todo parecía estar al rojo vivo, no podíamos quedarnos allí.

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El USS Arizona en llamas, la superestructura de proa totalmente destruida cae sobre la cubierta.

WWII: Usted fue uno de los dos supervivientes de su centro de control de fuego. ¿Estaba herido?

Stratton: Sí. Era consciente de que me había quemado y me dolía terriblemente. Tenía las piernas quemadas desde la cadera hasta los tobillos. Había ardido mi camiseta y mi espalda, los dos brazos y todo el lado izquierdo también estaban quemados… también tenía quemaduras en la cara. El pelo de la cabeza había desaparecido, quemado, y también parte de una de mis orejas.

WWII: ¿Podía ver lo que sucedía en el resto del barco, debajo de usted?

Stratton: (pausa)… No voy a contar nada sobre eso. Fue tan terrible que no quiero contar nada.

WWII: Con sus heridas y tal y como estaba el barco es casi un milagro que sobreviviera. ¿Cómo consiguió salir del barco?

Stratton: El Vestal estaba anclado junto a nosotros y uno de sus marineros (Jon Georg) nos tiró un cable, y luego otro, y de ese modo pudimos cruzar y ponernos a salvo. Todo estaba ardiendo, recuerdo que cuando estaba listo para cruzar me froté la piel de los brazos y se desprendió y cayó al suelo como si fuera un calcetín.

WWII: ¿Cómo consiguió cruzar, no debió ser fácil?

Stratton: Bueno… estás colgado a 40 pies de altura y el agua debajo de ti arde… El Vestal estaba a 60 o 70 pies de distancia, y no tenía muchas alternativas, así comencé a cruzar avanzando poco a poco, primero una mano, luego la otra… El Buen Señor en las alturas tuvo que ayudarme mucho porque aquello fue una proeza, especialmente con las manos tan heridas.

WWII: ¿Sabe si otros tripulantes del barco pudieron cruzar como usted y ponerse a salvo?

Stratton: Creo que sólo seis de nosotros, pero dos de ellos murieron esa misma noche a causa de sus heridas.

WWII: ¿Recuerda cuanto tiempo tardaron en cruzar al Vestal?

Stratton: No, no tengo ni idea. El Vestal era más bajo que el Arizona, así que casi nos deslizábamos por el cable. Tenga en cuenta que el Arizona tocó fondo y eso eran unos 18 pies. Eso nos ponía un poco más a nivel con el Vestal, pero aún así estaba más bajo, los últimos 10, 15 o 20 pies fueron los más duros.

WWII: ¿Qué sucedió una vez a bordo del Vestal?

Stratton: Nada. Nos quedamos allí acurrucados mientras ellos buscaban un medio de llevarnos al hospital en tierra. Al final llegó una lancha que nos llevó hasta el muelle.

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La explosión del USS Arizona en color.

WWII: ¿Qué hicieron al llegar al muelle?

Stratton: Como pudimos, con dificultades porque la marea estaba un poco baja y con las manos quemadas, nos aupamos para subir al puerto y nos pusieron en un camión abierto que nos llevó al hospital naval.

WWII: Hasta este momento, y según cuenta, aún con sus heridas tuvo que apañárselas solo. ¿Mejoró la situación en el hospital?

Stratton: Aquello era un caos, pero el personal parecía estar muy bien organizado. Lo hicieron muy bien para como estaba la situación, con tantos heridos, tanta gente, tantas cosas sucediendo a la vez.

WWII: ¿Cuan extensas eran sus heridas y que tratamiento recibió?

Stratton: Más del 70% de mi cuerpo estaba quemado y recibí el mejor tratamiento que pudieron darme en aquel momento. Había mucha sulfamida y morfina, pero el problema es que éramos tantos y con heridas tan extensas que ni las enfermeras ni los ayudantes podían saber a quien se le había administrado morfina y a quien no. Al final una enfermera se las apañó para marcarnos con lápiz de labios. Nos ponía una "X" a los que habíamos recibido la morfina, y a que hora se nos había puesto. Había mucha gente como yo y era muy difícil controlarnos a todos.

WWII: ¿Cuánto tiempo estuvo en el hospital?

Stratton: No mucho tiempo después de habernos atendido alguien llegó al hospital y dijo -algunos de ustedes van a ser trasladados a los Estados Unidos.- Yo grité que quería ir pero me dijo -No, no creo que puedas, no estás lo suficientemente bien como para trasladarte. No sobrevivirías al viaje".

WWII: ¿Así que se quedó allí?

Stratton: No. Le dije a aquel hombre que podría hacerlo. "Muy bien", me dijo, "si puedes permanecer de pie mientras cambiamos las sábanas lo pensaremos." Así que me quede allí de pie mientras cambiaban la ropa de la cama. Después de aquello no pude levantarme hasta mucho tiempo más tarde. Me mandaron a los Estados Unidos y llegué el día de Navidad y me llevaron a una unidad de quemados en el Hospital Naval de Mare Island (California). Fue maravilloso volver a los Estados Unidos, todos estábamos encantados.

WWII: ¿Qué tratamiento recibió en Mare Island?

Stratton: Me dieron muchos antibióticos. Después de un tiempo decidieron que los baños de agua marina también me ayudarían y aunque al principio fue un poco duro luego parecía irme bien. No podía moverme, ni comer solo, no podía hacer nada por mi mismo. Tenía una cubierta sobre mi cama para mantenerme caliente, pero nada más, todas las quemaduras estaban expuestas al aire.

WWII: ¿Cuántos hombres más había en aquella unidad de quemados? ¿Eran todos del Arizona?

Stratton: No sé cuantas camas podía haber, tal vez unas 20. Los chicos eran de distintos sitios, no sólo de mi barco.

WWII: ¿Cuánto tiempo estuvo allí?

Stratton: Casi nueve meses. Después me enviaron a Corona (California), donde la Marina había cogido un hotel para convalecientes. Aquello estaba muy bien. Teníamos un campo de golf, piscina y baños de sales minerales. Disfruté mucho cuando pude levantarme y pasear. Cuando me pesé pesaba 48 kgs. Había pesado unos 80kgs o 85kgs la mañana del ataque.

WWII: ¿Pudo visitarle algún familiar en Mare Island o en Corona?

Stratton: No. De hecho no quería que nadie viniera a verme, sabían que había sufrido quemaduras. Algunas de las enfermeras escribían cartas para nosotros. Para mi familia fue muy duro. Primero recibieron una carta diciendo que estaba desaparecido, y después otra que decía que estaba en el hospital con quemaduras muy graves.

WWII: ¿Volvió al servicio después de su convalecencia?

Stratton: Me dieron el alta médica en Septiembre de 1942. Tenía el lado izquierdo casi discapacitado, el brazo izquierdo muy mal y la pierna izquierda también, pero después de estar de vuelta en casa durante casi un año creí que había mejorado bastante y decidí volver a la Marina. La única manera de volver era mediante reclutamiento, yo tenía un par de amigos en la Oficina de Reclutamiento que autorizaron mi regreso y la Marina me envió a Omaha (Nebraska).

WWII: ¿Por qué quería regresar a la Marina?

Stratton: No había mucho que hacer en casa y nada era muy diferente de 1940 respecto de las oportunidades de trabajo. También tenía un poco de ganas de revancha. Fui al campamento en Enero de 1944, y lo hice tan bien que querían que me quedara allí, pero yo quería volver al mar. Después de la graduación me enviaron a Treasure Island, y allí estaba cuando recibieron una petición del destructor USS Stack para un artillero de tercera clase. El destructor… necesitaba tripulación.

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El USS Stack, siguiente destino de Stratton.

WWII: Como muchos barcos que pelearon en el Pacífico, el Stack tenía una escala en Pearl Harbor. ¿Qué sintió cuando se encontró con los restos del Arizona?

Stratton: Fue uno de esos momentos… los ojos se me llenaron de lágrimas; incluso todavía ahora cuando pienso en ello. Es un recuerdo… un recuerdo triste.

WWII: El Stack se dirigía a zona de guerra. Con la experiencia que ya tenía, ¿se sentía preocupado?

Stratton: No creo que pensara mucho en eso. Era sólo una de esas cosas que tienes que hacer cuando estás en la Marina, el Ejército, los Marines… Participé muy poco en los desembarcos, pero estuve en las invasiones de Nueva Guinea, Filipinas y Okinawa.

WWII: ¿Recuerda algo en particular de su servicio en el Stack?

Stratton: Tuvimos contacto de submarino varias veces estando abordo. Una vez, cuando sonó el zafarrancho de combate, salté de mi litera y cuando salí afuera hubo un gran resplandor justo delante de mi cara. Mi primer pensamiento fue -Tio, nos han dado otra vez-, era como un flashback, bastante espeluznante. Pero me calmé y me di cuenta de que se trataba del impulsor de una carga de profundidad que acabábamos de lanzar.

WWII: Los destructores estuvieron muy ocupados durante las operaciones en Okinawa, apoyando los desembarcos y dando cobertura a la flota. Algunos de ellos fueron atacados por kamikazes. ¿Le sucedió algo parecido?

Stratton: Estábamos en patrulla entre Okinawa y Japón durante muchos días y perdimos algunos destructores por los kamikaze. Soliamos tener contactos en el radar, y avisábamos a otros barcos de los contactos para que estuvieran prevenidos. Nosotros sobrevivimos, pero recuerdo que una noche llegamos a perder cuatro o cinco destructores por ataques kamikaze.

WWII: ¿Cómo acabó la guerra para usted?

Stratton: En Octubre de 1945 fui trasladado a una escuela de hidráulica y electricidad, y fui licenciado el 4 de Diciembre de 1945. Después de todo lo que había pasado debería haber estado mucho más contento, pero creo recordar que fue sólo un día más. No hay más que hacer, la guerra ha terminado, así que me voy de la US Navy y a otra cosa.

WWII: Ha pasado por experiencias extraordinarias y terribles durante casi cuatro años en la Marina. Ahora, que han pasado más de 60 años ¿todavía piensa en ello?

Stratton: Lo recuerdo todos los días. No guardo ningún rencor al pueblo de Japón, pero no puedo olvidar lo que sucedió. Cuando voy a esas reuniones de veteranos y hay pilotos japoneses que participaron en el ataque, me piden que les dé la mano, pero no lo hago. Nunca lo haré; tiene que entender mi posición. Hay mil hombres allí abajo, en ese barco, y ellos no lo harían, estoy seguro de que no querrían que yo lo hiciera. Sé que tengo suerte de estar aquí, pero no puedo hacer nada más que intentar que la gente recuerde lo que pasó ese día y cuantas vidas se perdieron. ¿Cuántos de esos marineros y marines abordo ese día ni siquiera supieron lo que estaba pasando, por qué o quien les atacaba? Es una enorme, enorme pérdida de vidas humanas, y la gente acabará olvidándolo. Hay demasiada gente hoy día que no aprecia su libertad y no lucharía por ella.

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El artículo original fue escrito por David Lesjak y apareció en el número de Diciembre de 2006 de la revista World War II.
Publicado en internet en www.historynet.com