Publicado: Dom May 25, 2008 3:11 am
por ParadiseLost
Hola a todos,
El horror y el dolor de los habitantes de Stalingrado es uno de los pasajes poco conocidos de la batalla de Stalingrado, y es realmente asombroso, que a finales de enero, aun quedasen 10.000 supervivientes (entre ellos, 1000 niños). Entre los primeros bombardeos y el 10 de septiembre se permitió la evacuación de los civiles de Stalingrado, si bien la cifra hoy día es imposible se saber con exactitud, oscilando entre 200.000-300.000.
Otra evacuación se produjo bajo las órdenes de Hitler, concretamente la del 2 de septiembre, que ordenaba despejar de civiles Stalingrado, marchando en columnas el 14 de septiembre. Pese a estas evacuaciones, se cree que el número de civiles atrapados entre las tropas alemanas y el Volga fue de 50.000.
De los civiles que fueron evacuados por los alemanes, 60.000 acabaron en Alemania, como mano de obra esclava.
Y por último, las últimas grandes evacuaciones de civiles tuvieron lugar al 5 de octubre y a inicios de noviembre, siendo transportados los civiles a las campos de Voroponovo, Marinovka, Kalach y Nizhne-Chirskaia, donde no corrieron una mejor suerte que los civiles atrapados en la ciudad.
La última movilización fue al campo de Karpovka, donde las condiciones eran realmente espantosas, y pocos sobrevivieron al campo.

Aquí os dejo una traducción de la web alemana de Der Spiegel, donde se narran algunas da las vivencias de los civiles rusos en Stalingrado. Estas narraciones son un pequeño extracto del libro ... und die Wolga brannte (... y el Volga ardió), donde aparecen recopiladas las vivencias de los por aquel entonces niños de Stalingrado.



Los niños de Stalingrado
El sufrimiento de los soldados de Hitler en Stalingrado ha sido descrito miles de veces. Los supervivientes han descrito por primera vez, después de 60 años los horrores de su infancia - con ayuda de una alemana.

Texto: Jochen Bölsche
Traducción: Paradise Lost


Con sus blancas casas y sus exuberantes jardines, en los que la vid, la adelfa y el nogal crecían, la ciudad en el Volga era una de las más bonitas del país. Y la hija de la profesora, Wera Scholobowa, una hermosa niña con trenzas rubias, llevaba una feliz y tranquila vida, hasta el espantoso domingo de agosto de 1942, cuando el general Wolfram von Richthofen ordenó que se relizaran 1600 misiones contra Stalingrado, y la floreciente ciudad se convirtió en un campo de ruinas con las miles de toneladas de bombas.
Ancianos, mujeres y niños - en total murieron 40.000 personas durante el bombardeo en el que tomaron parte 600 Junkers-Ju-88 y Heinkel-He-111 así como los Stukas. De entre las 22 personas de la familia con las que Wera pasó su infancia, sólo 7 sobrevivieron al infierno.

Ese día, cuando los alemanes llegaron, la niña tenía 14 años. Más de 60 años después, el horror aun está presente: "A mi tía, un proyectil le arrancó la cabeza y fue lanzada contra un gancho, en el que se quedó enganchada con su elegante cabello; la cabeza se balanceaba y miraba con sus ojos azules muertos al cadáver carbonizado de su hija Tanja."
"Milotschka, la niña de siete años, se desangró y murió en los brazos de su madre herida", recuerda la jubilada: "Mi amiga Tanja Popowa se quemó en su caso con su hermanito y su abuela, y su madre perdió el juicio por la conmoción."

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Civiles atrapados en Stalingrado.
Fuente: Revista Der Spiegel, nú 51


Stalingrado - esa palabra recuerda sobre todo, a los alemanes, el destino del VI Ejército abandonado por Hitler. Los rusos por le contrario, glorifican a los héroes del Ejército Rojo durante la reconquista de la ya supuesta ciudad perdida.
El sufrimiento de los civiles en el infierno de Stalingrado es algo desconocido para la mayoría de alemanes. Muy pocos saben algo sobre el destino de esos niños, que perdieron su familia en el bombardeo, o sobre los adolescentes que en vagones para ganado fueron deportados a Alemania, donde fueron obligados a trabajar tras las alambradas para la industria armamentística de Hitler con la inscripción en sus ropas "OST".
Muchas víctimas de entonces se ven hasta hoy día imposibilitadas para describir los horrores de los años 1942/43. Las trabajadoras y trabajadores forzados tenían miedo después de su vuelta a Rusia a la discriminación. Según la lógica absurda de los estalinistas todos los que cayeron vivos en manos enemigas estaban bajo la sospecha de colaboración con el enemigo. Los trabajadores del OST eran tildados de traidores al pueblo, no podían estudiar, tenían que vivir con sueldos bajos y hoy reciben pensiones mínimas.

No antes de la vejez, algunos de esos mujeres y hombres, que cuando eran niños vivieron el horror de Stalingrado, han decidido romper su silencio. Se decidieron a hacerlo gracias a una alemana, Frauke Eickhoff de Colonia, nacida en 1940, de la asociación para el fomento del hermanamiento entre las ciudades de Colonia y Volgogrado.
Por encargo de la asociación de Colonia, que también organiza donaciones viajes de alumnos, Eickhoff pidió a los periódicos rusos, que pusieran por escrito sus recuerdos. 50 jubiladas y jubilados aportaron sus artículos para una publicación con el título "... y el Volga ardió".

El día que las bombas alemanas destruyeron las plantas petroquímicas en la orilla del río ruso, Lidija Serebrjakowa recuerda: "El petróleo prendió fuego... Mi madre me agarró... Entre gemidos, llamadas de auxilio, explosiones y el zumbido de los aviones... La orilla era una orilla de muerte. Algunos se aferraban a los botes, otros a tablones."
Casi todos los periódicos hablaban del hambre en la ciudad disputada. "Nos alimentábamos con trigo quemado (1)", apunta Galina Kalinina: "El agua la sacábamos de las zanjas, era amarga y repugnante, por eso alguien enfermó: mi hermana sangraba por el cuello.
La familia de Konstantin Simin vivía sólo de los pellejos de las vacas. "Cortábamos los pellejos en trozos, los chamuscábamos sobre la cocina y con ello hacíamos una sopa. Cuando se enfriaba, se volvía oscura, de color negro."
En las ruinas de la ciudad devastada, los niños hacían macabros descubrimientos cuando buscaban leña. La pequeña Wera encontró "la mano azulada de una mujer con la piel seca" - "por lo visto la mujer intentó salir de los muros derruidos de la casa que la cubrían, pero no lo consiguió."

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Civiles huyendo de Stalingrado.
Fuente: http://www.spiegel.de


Los recuerdos de los autores rusos sobre los encuentros con los soldados alemanes impresionaban por su "exactitud y exposición detallada", opina Frauke Eickhoff.
Wladislaw Mamontow describe, como él cuando era niño le pidió a un soldado alemán un trozo de pan. Uno le gritó: "¡Largo, cerdo ruso!" Pero otro "nos lanzó los restos de su pan con mantequilla... en un santiamén me zampé el trocito de pan. El sabor del trozo de pan blanco permaneció mucho tiempo en mi boca."

Cuando los soldados de Hitler, rodeados por el Ejército Rojo, sufrieron progresivamente por las heladas y suministros deficientes, su comportamiento cambió, escribe Konstantin Simin: "Los alemanes, piojosos, hambrientos, congelados por el frío y los fuertes vientos, se transformaron en bestias salvajes. Cualquier tipo de ropa para calentarse que podían arrebatarles a los habitantes, se la quedaban para ellos. Los alemanes se llevaban los pañuelos de las mujeres que ataban juntos para taparse con ellos."
En enero de 1943 la madre del pequeño Konstantin murió de una hipotermia y de desnutrición: "De alguna manera, la sacamos fuera, la dejamos sobre la nieve al lado de una pared de un edificio destruido, la tapamos con unos trapos y después con nieve." Poco después también enfermaron sus hermanos pequeñas Schenja y Galja: "Casi inaudiblemente pedían algo para comer, pero no había nada. Los dos murieron en el mismo minuto. Los tumbamos al lado de nuestra madre y los tapamos con nieve."


(1) El trigo quemado provenía casi con total seguridad del Silo de grano capturado por los alemanes en el sur de la ciudad a medidados finales de septiembre. Los civiles rusos intentaban robar el grano quemado para sobrevivir y muchas veces eran abatidos por los francotiradores alemanes cuando eran descubiertos.

Fuentes: Stalingrado, Antony Beevor
http://www.spiegel.de/netzwelt/web/0,15 ... 97,00.html