Publicado: Mié May 04, 2011 11:12 pm
por ParadiseLost
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I. Del hallazgo, posterior autopsia y destrucción de los restos de los cuerpos de Adolf Hitler, Eva Braun y la familia Goebbels

Una vez caído el telón en el último acto que suponía el fin del Reich de los mil años, y cuya última escena tuvo lugar en el bunker de Berlín bajo la cancillería, el 30 de abril de 1945 cuando Hitler y su esposa Eva Braun se suicidaron, no se apagaron las luces del teatro, sino que multitud de rumores empezaron a circular sobre la posible huida del dictador a Argentina, rumores que poco tienen que ver con la realidad y que una investigación que medianamente profundice en el tema, podrá comprobar que son tsolo eso: rumores.

Si todos los testigos fiables coinciden en el hecho de que Hitler y Eva Braun se suicidaron y que más tarde sus cuerpos fueron incinerados en el patio de la cancillería, ¿en qué se sustentan las teorías que hablan de una supuesta fuga de Hitler a Argentina?

La base de todas estas teorías reside en la poca transparencia que hubo cuando el Ejército soviético tomó Berlín y encontró los cadáveres calcinados de Hitler y Eva Braun en el patio de la cancillería y Stalin decidió no compartir la verdad con sus aliados occidentales. Y al no hacerlo, se crearon un montón de falsos rumores que comenzaron con las declaraciones del mariscal Zhukov. Tras firmar la rendición con los alemanes, y bajo las constantes preguntas de aliados y corresponsales, los oficiales de Zhukov anunciaron que se había encontrado el cadáver de Hitler. Pero tres días más tarde el mismo Zhukov dijo lo contrario en una conferencia de prensa recogida en el diario Pravda, el 10 de junio de 1945, cuando un periodista, A. Vert le preguntó al mariscal:
- ¿Tiene alguna idea u opinión de lo que le sucedió a Hitler?
A lo que Zhukov respondió:
- La situación es muy misteriosa. De los diarios de los ayudantes de campo del Comandante en Jefe alemán, se sabe que dos días antes de la caída de Berlín, Hitler se casó con una actriz, Eva Braun. No hemos podido descubrir un cuerpo que se haya confirmado como el de Hitler. No puedo decir nada preciso sobre el destino de Hitler. En el último momento, pudo haber volado fuera de Berlín porque hay pistas de aterrizaje disponibles para ello. (1)

No se supo nunca si Zhukov actuaba bajo las órdenes de Stalin o no sabía la verdad.
Aunque más tarde los soviéticos afirmaron que Hitler murió en el bunker, nunca mostraron ni el cuerpo ni el informe de la autopsia, lo que dio paso al mito de la supuesta huida de Hitler.

En el libro de V. K. Vinogradov, J. F. Pogonyi y N. V. Teptzov, Hitler's Death: Russia's Last Great Secret from the Files of the KGB, se intenta dar una explicación al motivo de la poca transparencia del régimen soviético sobre el destino de Hitler:
Sin embargo, la declaración del gobierno soviético sobre los resultados del trabajo para localizar a Hitler y sus funcionarios más allegados y los informes del análisis dental y otros usados para identificar los cadáveres de los dirigentes nazis no fueron hechos públicos. Esto pudo ser debido a consideraciones políticas, pero también había algunas dudas por parte de la Agencia de Seguridad Estatal y los funcionarios del Ministerio del Interior en cuanto al resultado de las pruebas e identificación de los restos de los líderes nazis.

En enero de 1946 el teniente general A. Z. Kobulov, jefe del Departamento General de Prisioneros de Guerra e Internos (GDPWI) NKVD USSR, firmó un informe analítico concerniente a una versión del suicidio de Hitler. Se subrayaron algunas dudas, basadas en un número de contradicciones en las evidencias de los testigos. En particular, se plantearon las siguientes cuestiones: por qué ninguna de las fuentes había declarado lo que había sucedido a los restos de Hitler después de que fueran quemados; por qué no había ninguna información de que se hubiera llamado a un doctor para certificar la muerte; por qué había contradicciones en las declaraciones sobre el transporte de los cuerpos al jardín de la Cancillería del Reich y sobre quiénes participaron (quiénes llevaron realmente los cuerpos y quiénes los acompañaron); por qué había discrepancias en las declaraciones de los testigos con respecto a la apariencia externa de los cuerpos, sobre si los cadáveres de los dirigentes nazis fueron quemados completamente; por qué los restos fueron descubiertos por soldados de una sección del Smersh ante el lugar que había sido indicado por el guardia Mengershausen y así sucesivamente. En relación a Mengershausen, es interesante lo que subraya el informe: fue la única persona en dar pruebas sobre el entierro de los cadáveres que se demostraron correctas.

Sobre la base de lo que los autores de este informe consideraron esas "serias contradicciones", se decidió consolidar todo el material disponible del Departamento Operacional de (GDPWI), NKVD, CED "Smersh" del Ministerio de Defensa de la URSS y la oficina de Serov en Berlín para una verificación detallada y rigurosa de todo el cuerpo de los hechos. Podía ser que Kobulov y su personal estuvieran confusos no solamente por las contradicciones por ellos señaladas en su informe, sino también por el hecho de que después de que fuese capturada la Cancillería del Reich el 4 de mayo de 1945, se descubrió el cadáver del doble de Hitler, Gustav Veler (que fue grabado en un film).

Como resultado de la iniciativa del GDPWI, en 1946 se creó especialmente una comisión para dirigir excavaciones posteriores en el sitio en el que habían sido descubiertos los cadáveres de Hitler y Eva Braun. Se descubrió entonces un fragmento de cráneo. En la declaración fue descrito como sigue: "La parte sincipital izquierda de un cráneo con un agujero de bala de salida". Debería observarse que en el informe de 8 de mayo de 1945 sobre el examen de los cadáveres quemados, se señaló que la parte superior del cráneo estaba parcialmente ausente. Durante este examen posterior, se descubrieron manchas de sangre en el tapizado del sofá del búnker en el que, según Linge, el Führer había cometido suicidio.

Debido a la reubicación del Departamento de Contraespionaje del "Smersh" del 3º Ejército de Asalto, los cadáveres que habían sido examinados en mayo de 1945 se volvieron a enterrar en un bosque cerca de la ciudad de Rathenow, Brandenburg, a principios de junio. Bajo órdenes del teniente general P. V. Zelenin, el jefe del "Smersh" CED del Grupo de la Fuerza de Ocupación Soviética en Alemania, el 21 de febrero de 1946 los restos fueron vueltos a enterrar en los terrenos de una base militar de Magdeburg, donde la Sección de Contraespionaje del Smersh del 3º Ejército de Asalto tenía su base. Los resultados de este nuevo examen no fueron hechos públicos en la época. Claramente, la muerte de Hitler y las circunstancias que rodearon el suceso se volvieron un factor importante en la intriga política entre los aliados de la coalición anti-Hitler. Parece que Stalin comprendió esto claramente y lo usó hábilmente en sus relaciones con el Oeste. Numerosas declaraciones de testigos y los resultados de identificación y exámenes médicos habían probado el hecho de la muerte de Hitler, pero Stalin no tenía prisa en publicar esas conclusiones... (2)



Aclarado el por qué del ocultamiento de todas las pruebas, cabría preguntarse que fue lo que sucedió realmente los primeros días de mayo de 1945 en el bunker y que fue lo que hallaron los soviéticos tanto en el bunker como en el patio de la cancillería.
Uno de los testigos más importantes de aquella época del bando soviético, es Elena Rzhevskaya, que por aquel entonces era una intérprete del Ejército Rojo de 23 años.
En 47 años declinó todas las peticiones de Occidente de entrevistarla. Bajo órdenes de Stalin, todos los oficiales que estuvieron involucrados en el hallazgo del cadáver de Hitler y en su posterior identificación juraron guardar secreto.
Finalmente, el testimonio de Elena Rzhevskaya aparece en el documental Hitler, capítulo final, del que aporto algunas pasajes de la entrevista que se le realizó a la intérprete soviética:

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Elena Rzhevskaya en la entrevista concedida en el documental.
Fuente: Captura del documental Hitler, capítulo final

"Yo era intérprete militar en el cuartel general del Ejército Rojo. Primero fui Teniente, y luego Teniente de la Guardia. Desempeñé este puesto durante toda la guerra y ni con la más fantástica imaginación podía concebir que iba a allegar entera y con vida a Berlín ni que iba a acabar en el búnker de Hitler. Lo llamaban La guarida de la bestia, así es como lo describían en nuestros carteles. En un sentido directo, ahí es donde acabó mi guerra, con la caída de Berlín, en el búnker. Así que toda la victoria, todos esos días victoriosos, para mí están relacionados con el hecho de que estuve en los sótanos de la cancillería del Reich, y en el búnker de Hitler, que estaba adosado a ellos."

"Pero se aproximaba el momento de la caída de Berlín. Uno de los peores crímenes de Hitler y su séquito fue que reclutaron a niños, sin exagerar de 12, 13 y 14 años. Mandaban a clases enteras de los colegios a defender al Führer. En la manzana donde se encontraba la cancillería del Reich y en otros lugares importantes donde se estaba luchando se estaba enseñando a jóvenes y a adultos a utilizar esas armas. Creo que las llamaban Faust, o algo así. Eran muy fáciles de utilizar y podían incluso inutilizar los tanques. No sólo los soldados adultos podían hacerlo, los niños también. Estos niños eran enviados a los más terribles enclaves, ni siquiera los cubrían. Sí que mucha de esta gente joven, de quince años o incluso menos perecieron, tan sólo para prolongar la guerra una o dos horas más." (3)

Según el documental, el 25 de abril, Hitler ya había decidido que se suicidaría. Le indicó a Heinz Linge las instrucciones que debía llevar a cabo: se pegaría un tiro, y a continuación Linge debería llevar su cuerpo al jardín de la cancillería del Reich y quemarlo hasta que no quedara nada. Insistió en que su cuerpo no debía ser reconocible después de muerto.
Según la versión oficial, Hitler se quitó la vida a las 3:30 de la tarde del 30 de abril. El suicidio tuvo lugar en el sofá de la suite privada de Hitler. Tenía consigo dos pistolas y dos cápsulas de cianuro. Eva Braun tenía su pistola y dos cápsulas similares.
El ayudante de cámara de Hitler, Linge, fue el primero que entró en la habitación. Afirmó que Hitler se había disparado en la sien derecha con la más pequeña de las dos pistolas. Los cuerpos fueron envueltos rápidamente en sábanas y subidos por las escaleras y depositados en un cráter de bomba poco profundo, a unos tres metros de la salida de emergencia del búnker. Se rociaron los cadáveres con gasolina y les prendieron fuego. Ardieron durante varias horas hasta que un guardia de las SS comunicó que los cuerpos estaban irreconocibles. Una vez se extinguió el fuego, los cuerpos fueron enterrados.

Uno de los primeros en llegar al bunker fue el teniente coronel Ivan Klimenko. La tarea de encontrar a Hitler, una vez derrotada Alemania correspondió a un pequeño grupo comandado por Klimenko, perteneciente al SMERSH. La teniente Elena Rzhevskaya era su intérprete:

"Nuestra tarea consistía en capturar a Hitler vivo o muerto. Y teníamos que descubrir si realmente estaba ahí, no seguir un rastro falso. Tuve que interrogar a mucha gente. En la tarde del dos de mayo, el mayor Bistrov que era mi comandante inmediato y otra persona, un coronel, encontraron el cuerpo sin vida de Goebbels. No estaba lejos de la salida de emergencia del bunker de Hitler que daba al jardín."


¿Y que han contado los principales testigos en sus memorias sobre el suicidio de Hitler?
Traudl Junge, en su libro Hasta el último momento, cita lo siguiente de palabras de Otto Günsche:
"Saludamos al Führer una vez más y se fue con Eva a su habitación. Cerró la puerta. Goebbels, Bormann, Axmann, Hewel, kempka y yo esperábamos fuera, en el corredor. Pasaron tal vez diez minutos, pero a nosotros nos pareció una eternidad, hasta que el disparo rompió el silencio. Unos segundos después, Goebbels abrió la puerta y todos entramos. El Führer se había disparado en la boca y además había mordido una ampolla. El cráneo estaba destrozado, era algo horrible. Eva Braun no utilizó su pistola, sino que solo tomó el veneno. Cubrimos la cabeza del Führer con una manta; Goebbels, Axmann y Kempka sacaron el cadáver por la escalera del parque. Yo saqué el cuerpo de Eva Braun."

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Traudl Junge en 1945.
Fuente: http://destylou-historia.blogspot.com/2 ... lidad.html

Otro de los testigos fue Otto Günsche. A pesar de que nunca quiso hablar de lo sucedido después del fin de la IIGM, después de la caída de la URSS, que llevó a la apertura de parte de sus archivos secretos, se tuvo acceso a los interrogatorios a los que fue sometido:
"A las 15:15 horas dejé la habitación y en otra encontré al jefe de la guardia de Hitler Sturmbannführer Sthelde y al conductor de Hitler Obersturmbannführer Kempka. Les informé de lo que nos había dicho el Führer a Rattenhuber, a Baur y a mí. Después de esto, me quedé en ese cuarto por algún tiempo. La puerta del lobby estaba entreabierta y pude oír al mayordomo del Führer, Sturmbannführer Linge decir: “el Führer ha muerto”. A pesar de ello, no oí ningún disparo. Inmediatamente atravesé el lobby hacia la habitación donde se celebraban las conferencias y les dije a los lideres lo siguiente: 'El Führer ha muerto'. Se levantaron y vinieron conmigo hacia el lobby donde vimos que sacaban dos cuerpos. Uno de ellos estaba envuelto en una alfombra, mientras que el otro también se encontraba envuelto en otra pero no totalmente. Los cuerpos eran cargados por el Sturmbannführer Linge, Hauptscharführer Kruge y el Obersturmführer Lindloff y otro oficial de las SS que no conseguí reconocer. Entonces el Obersturmbanführer Kempka y el Sturmbanführer Medle se unieron a ellos. De una de las alfombras las piernas del Führer eran visibles. Le reconocí por los botines y los calcetines que siempre llevaba. Fuera de la otra alfombra sobresalía el pie y la cabeza de la mujer de Adolf Hitler.
Ambos cuerpos se llevaron a la salida de emergencia del bunker, hacia el jardín. Allí fueron rociados con gasolina preparada por Martin Bormann y se les prendió fuego. Todo esto ocurrió sobre las 16:00 horas. Ambos cuerpos fueron quemados en presencia de Bormann, el general Burgdorf, en general Krebs, el líder de la juventud hitleriana Axmann, el doctor Goebbels y yo mismo. Primero se quemó el del Führer y después yo mismo ayudé a cargar el cuerpo de Eva Braun. No estoy seguro si Rattenhuber y Baur estaban presentes, pero es muy posible que así fuera puesto que estaba todo muy concurrido y la visibilidad no era buena."


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Otto Günsche.
Fuente: http://www.esacademic.com/dic.nsf/eswiki/886172

Kempka, el chófer de Hitler, también relata la muerte de Adolf Hitler en sus memorias, Yo quemé a Hitler:
"El 30 de abril a las 14:30, el SS-Sturmbarmführer Günsche le ordenó a Kempka que se acercara a la cancillería llevando 5 bidones de gasolina de 40 litros cada uno. Para Kempka no fue fácil recolectar la gasolina con cinco hombres, pues las disponibilidades eran mínimas y había que tomarlas de cuanto vehículo se pudiera tener cerca. A lo más pudo recolectar 160 litros. Günsche mandó llevar la gasolina a la puerta posterior en los jardines de la cancillería. Luego en la cancillería Günsche le informó a Kempka que el Führer había muerto, sin darle detalles. Ese día, varias veces le pidieron a Kempka bidones de gasolina para quemar documentos importantes, que los fue llevando, mientras fue posible, en pequeñas cantidades.
Poco después Kempka vio al SS-Sturmbarmführer Linge, ayudante personal del Führer, que sacó un cuerpo envuelto en una manta militar de color gris. Kempka tuvo que suponer que se trataba del Führer, pero sólo vio el pantalón y los zapatos, ambos negros que solía usar el Führer. Kempka entró a la habitación donde estaba el cuerpo de Eva Braun y lo llevó a través de varias habitaciones al pie de la escalinata que conduce al exterior donde lo recibió el SS-Sturmbannführer Günsche, sacando el cuerpo de Eva Braun al exterior. Eva Braun estaba vestida de negro, con zapatos de tacón alto, tal vez con suela de corcho. Detrás de Bormann aparecieron, el Reichsminister Dr. Goebbels y el SS-Sturmbannführer Linge y Kempka. Luego de poner el cuerpo de Eva Braun junto al de Hitler, el SS-Sturmbannführer Günsche roció los cuerpos con la gasolina de los cinco bidones y les prendió fuego. Todos los presentes el Reichsleiter Martin Bormann, Reichsminister Dr. Goebbels, SS-Sturmbannführer Günsche, SS-Sturmbannführer Linge y Kempka miraron los cuerpos y saludaron con el brazo en alto."


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Erich Kempka.
Fuente: http://www.trueknowledge.com/q/facts_ab ... ich_kempka

También el Oberscharführer Rochus Misch, por aquellas fechas en el bunker, afirmó lo siguiente al respecto:
"Fue una muerte silenciosa. Todos hablaban muy bajo. Y entonces, cuando estaba a punto de marcharme, alguien dijo: 'Linge, Linge...'. Linge era su sirviente personal. ‘Creo que ya es la hora’. Linge y un edecán llamado Günsche bajaron y esperaron un rato. Podía notar como me invadía el miedo. Entonces me quedé, y luego la puerta se abrió. No sé quien la abrió, Günsche o Linge. Uno de los dos. Como la puerta estaba abierta yo me encontraba a uno o dos metros de distancia, miré por supuesto. Luego entró otra persona. Y como la puerta seguía abierta cuando entró, vi a Hitler hundido en el sofá o tal vez estaba al lado del sillón cerca del sofá, no estoy seguro 100%. También vi allí a Eva Braun tumbada, con las rodillas levantadas, con un vertido azul oscuro con adornos blancos. Lo recuerdo muy bien."

"Todavía tengo en mi mente la imagen muy clara de cómo Linge, Günsche y alguien del servicio de seguridad que no conocía, envolvieron al cuerpo de Hitler que yacía en el suelo con una manta. Entonces me dijeron que fuese a informar al comandante y me marché a decirle lo que había ocurrido. 'El Führer está muerto, lo llevan fuera'. '¿Cuando?', me preguntó, y yo le dije: ‘Ahora mismo, mientras hablamos.' Entonces me dijo: 'Vale, puede volver a su puesto.' Cuando volví me dijeron: ‘Están incinerando al Führer, ¿vas a subir?’ y yo respondí: 'No.' "

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Rochus Misch.
Fuente: http://www.rochus-misch.de/der-letzte-z ... ahmen.html

Es evidente que existen contradicciones sobre quien entró en la habitación, como estaban los cuerpos, la hora del suicidio, quien subió los cadáveres por las escaleras... pero en lo esencial todos los testigos coinciden: Hitler y Eva Braun se suicidaron el 30 de abril en el bunker y sus cuerpos fueron incinerados en el patio de la cancillería.

5 horas después de la muerte de los Hitler, los Goebbels se quitaron la vida. Magda Goebbels mordió una cápsula de cianuro y cayó al suelo. A continuación, Goebbels mordió la suya y murió instantáneamente. Unos soldados rusos encontraron unas pistolas Walther junto a sus cuerpos. Se ha especulado desde la guerra que Goebbels disparó una bala a la cabeza de su mujer y después a la suya. En el informe de la autopsia consta concluyentemente que no había evidencia de heridas ni de enfermedades mortales. Igual que Hitler y Eva antes, ambos cuerpos fueron quemados.

Llegados a este punto, sería importante conocer de mano de Klimenko, de qué forma se encontró el cadáver de Hitler, ya que era quien comandaba el grupo de investigación del SMERSH que llegó inició las pesquisas en el bunker. Un extracto del informe de Klimenko apareció en la revista alemana Der Spiegel, en 1965 y que traduzco a continuación:

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Ivan Klimenko.
Fuente: Captura del documental Hitler, capítulo final

"En los últimos días del mes de abril de 1945, cuando los soldados soviéticos atacaron el Reichstag, el Mando Supremo encargó a un grupo de investigación que yo comandaba, encontrar a Adolf Hitler y a las personas más allegadas de su entorno.

Sabíamos que el Estado Mayor de Hitler y su último refugio se encontraba en la Voßstraße, en el refugio antiaéreo bajo la cancillería del Reich. Eso e slo que me contaron algunos prisioneros a los que yo interrogué. Esa instalación bajo tierra era conocida como el Führerbunker, aunque la vivienda de Hitler en el refugio antiaéreo estaba algo apartada del resto de salas.

Pertenecíamos al destacamento de asalto del General Kuznetsov. Por otro lado, el destacamento de la división 301, comandada por el general Antonov, avanzaba hacia la cancillería. Los soldados del general Antonov habían ocupado el edificio de la GESTAPO y estaban directamente ante la cancillería. Confiábamos en entrar con los primeros soldados soviéticos en la cancillería. Para poder llevar a cabo con éxito la operación planeada, primero debíamos cerrar todas las entradas y salidas.

El 29 de abril nos encontrábamos a 500 metros del objetivo. En las ventanas de la cancillería se habían colocado barricadas. Desde allí, los fusiles y las ametralladoras disparaban sin cesar.

El 30 de abril, a la una y media, el Mando Supremo ordeno a las tropas de asalto, concentrar el fuego de artillería contra la cancillería. En pocos minutos los pisos superiores del edificio fueron eliminados por los disparos.

Después del fuego concentrado de artillería los soldados iniciaron el asalto y tomaron rápidamente la cancillería. Entonces comenzó nuestro trabajo. En los pisos del bunker se disparaba esporádicamente, sin embargo la mayoría de defensores de la cancillería y los habitantes del bunker salieron de su escondrijo con las manos levantadas.

Sólo se podía llegar al sótano a través del vestíbulo de la cancillería, desde donde una bastante amplia escalera llevaba hacia abajo, o desde el patio interior a través de una entrada en la pared de hormigón. Bajamos las escaleras y llegamos a un largo y oscuro corredor, en el que había muchas puertas. La vivienda de Hitler no fue fácil de encontrar enseguida. Se debía recorrer un complicado y confuso camino. En los primeros días nos orientamos sólo con la ayuda de los antiguos habitantes del sótano.

El bunker del Führer era un laberinto de hormigón bajo tierra de los más confuso de habitaciones semejantes a camarotes. Hitler y Eva Braun, con la que se casó el 29 de abril, vivían en estancias más espaciosas. Sus viviendas consistían en una sala de conferencias y a la izquierda había una puerta, que conducía a una habitación algo más pequeña y alargada, el cuarto de recepción de Hitler. Allí había un sillón y un largo banco marrón. En esa habitación, tal y como los prisioneros declararon, se analizaba la situación de las tropas alemanas y se discutía sobre cuestiones operativas.

Detrás estaba el estudio de Hitler, con un escritorio, una estantería y una caja fuerte. La última habitación era el dormitorio. Allí vimos la chaqueta de Hitler con la cruz gamada de oro y el vestido de novia de color blanco de Eva Braun. Sin embargo, los habitantes del bunker aclararon durante los interrogatorios, que Eva Braun se casó con un vestido negro. En la habitación de Hitler no encontramos a nadie.

En el sótano se había colocado una gran instalación de radiotelegrafía, los almacenes tenían alimentos, llenos de valiosos vinos y coñacs, y estaba equipada con una cocina especial. En muchas habitaciones había botellas de vino por todas partes, sobras de comida diseminadas...

Los de las SS habían bebido hasta perder el conocimiento y entonces se volaron la cabeza o se envenenaron. Vimos muchos suicidios en el bunker. Un insoportable hedor a cadáver y charcos de sangre, eso era todo lo que el fascismo dejaba atrás.

Uno de los primeros que descubrimos, fue el médico de los Goebbels. Durante el interrogatorio explicó, que se le fue ordenado tener preparado veneno. En la noche del 1 de mayo Goebbels le llamó. Cuando el médico vio que Goebbels había decidido envenenar a sus hijos, le aconsejó, ponerlos bajo la protección de la Cruz Roja. Pero Goebbels le contestó: "¿Qué tiene que ve la Cruz Roja con todo esto, Doctor? Son los hijos de Goebbels."

Entonces el médico contó, como él junto con Magda Goebbels abrió la boca de los niños adormecidos con morfina y aplastó las ampollas con veneno. Goebbels le metió prisa. El médico no pudo declarar nada más.

Mi grupo de investigación continuó paso a paso las pesquisas en el sótano. En todos los recodos vimos entradas, habitaciones secretas, hallamos numerosos prisioneros, entre ellos cerca de 100 superiores, pero no encontramos en el sótano ni a Hitler ni a Goebbels.

Después nos dirigimos al patio de la cancillería y batimos la zona metro a metro. Pronto, cerca del bunker encontramos los cadáveres calcinados de Goebbels y su mujer. No habían sido enterrados. Magda Goebbels estaba mucho más desfigurada pro el fuego, ya que el viento, al parecer, soplaba del lado donde ella yacía. Entre ellos había diseminados papeles y harapos quemados.

Toda la noche del 2 al 3 de mayo, interrogué a prisioneros que habían sido hechos presos en el Tiergarten. Eran principalmente, funcionarios del gobierno, generales y oficiales.

Antes sucedió una historia bastante remarcable: algunos ciudadanos nos trajeron a un hombre grande y delgado con aspecto de aristócrata vestido con una chaqueta militar nueva. Los berlineses creían, que no tenía aspecto de ser un simple soldado y que probablemente se trataba de un cacique nazi, que se había escondido en un establo. Le dimos las gracias a los ciudadanos por su ayuda, y retuvimos a ese hombre.

Cuando pregunte a ese hombre en el interrogatorio por su nombre, me extendió su documentación, de la que se deducía, que era el almirante Voß, apoderado de Döniz por Hitler.

El almirante informó de la boda de Hitler y Eva Braun y dijo que ambos se habían suicidado el 30 de abril. El día anterior Hitler habría entregado a personas de su confianza, entre ellas a Voß, importantes documentos para Dönitz, que había sido nombrado su sucesor. Voß también narró los últimos días en el bunker.

Colocamos a Voß cerca, al tomar parte en la identificación. En el patio, reconoció rápidamente los cuerpos de Goebbels, su mujer Magda y a los cinco niños. Juntos, con el almirante Voß y un representante del Ejército soviético, cruzamos el patio de la cancillería. El almirante había prometido mostrarnos algunas salidas de emergencia del Führerbunker.

Cuando pasamos por delante de un depósito de agua, en el que había muchos cadáveres, Voß se quedó quieto de repente y gritó: '¡Hitler!' '¡Hitler!'. El cadáver se parecía realmente a Hitler; tenía le mismo tipo de bigote. Lo llevamos desde el patio hasta el bunker, en el llamado comedor azul, para ser identificado. Sobre esta historia se han hecho muchas interpretaciones. Algunos periodistas extranjeros hicieron correr el rumor de que se trataba del doble de Hitler. Cerca de diez personas, a las que se recurrió a la hora de identificar el cadáver, entre ellas el jefe de garajes de la cancillería, Karl Schneider y el cocinero personal, Wilhelm Lange, declararon, que el cadáver, que allí vieron, no se trataba del de Hitler. La búsqueda debía empezar de nuevo.

Lo único que sabíamos con seguridad, era que Hitler estaba muerto. ¿Pero dónde debíamos buscar su cadáver? Y aquí quiero informar sobre otro hallazgo.

En la mañana en que los invitados para la identificación examinaron el cadáver del doble de Hitler en el comedor azul , mis investigadores peinaban metro a metro el patio de la cancillería. Entre cadáveres, montones de escombros, pilares destruidos y construcciones derrumbadas, al lado de la mezcladora de hormigón, la que aun algunos días antes había producido cemento para reforzar la cubierta del bunker, el soldado Tschurakov descubrió, aproximadamente alejado a tres o cuatro metros de la entrada del bunker del Führer, un cráter, en el que había un Panzerfaust.

Como precaución se decidió sacarlo y desactivarlo – alrededor había personas y hubiera podido suceder una desgracia. Tschurakov se inclinó para coger el mango del arma y entonces intentó salir del cráter cuando de repente vio sobresalir de la tierra las piernas desnudas de un cadáver tapadas con una manta gris. Retiramos la capa de tierra y vimos los cadáveres quemados de un hombre y una mujer casi desnuda. Entonces pensábamos que en el comedor azul yacía el cadáver de Hitler y no le prestamos demasiada atención al nuevo hallazgo. Lo volvimos a enterrar.

Por la noche, después del percance con el 'hallazgo' de Voß, volví a repasar las declaraciones de los miembros de las SS. Decidí ir otra vez al cráter en el que había un Panzerfaust. Se parecía mucho al lugar, del que me habían hablado repetidas veces los miembros de las SS.

A la mañana siguiente excavamos el cráter y vimos de nuevo los dos cadáveres semicalcinados, envueltos en una manta gris. Algo más profundo se había enterrado dos perros. Los vigilantes, que tomaron parte en la identificación, estaban seguros que se trataba de los cadáveres de Hitler y Eva Braun.

El SS Harri Mengeshausen, de la guardia personal de Hitler, declaró por ejemplo lo siguiente: ‘Patrullaba en el edificio de la cancillería y pasé por el pasillo delante del despacho de Hitler. Al mediodía del 30 de abril me paré en la ventana porque quería ver que clase de movimiento había en el patio.’
Mengeshausen vio como Günsche y Linge sacaban del bunker los cadáveres de Hitler y Eva Braun, y como los rociaban con gasolina y les prendían fuego. La gasolina se quemó pero los cadáveres no se carbonizaron.

Le pedimos a Mengeshausen que nos enseñase el lugar en el que Hitler y Eva Braun fueron enterrados. El SS se dirigió a ese cráter en el patio de la cancillería, donde habíamos encontrado los cadáveres semicalcinados. Después decidimos iniciar el correspondiente protocolo:

Aquí hay un extracto:
'... Nosotros, el firmante, el teniente coronel Klimenko, el soldado Oleinik, Tschurakov... examinamos con la colaboración en la identificación de Harri Mengeshausen el lugar del entierro de los cadáveres del canciller del Reich Adolf Hitler y su mujer.'

'...La inspección de los lugares indicados por Mengeshausen para su identificación confirmó la exactitud de su declaración (ver fotocopia del protocolo). Esas declaraciones son tan dignas de crédito, que sacamos a la luz del cráter nombrado por él el 4 de mayo, los cuerpos de dos perros envenenados y los cadáveres de un hombre y una mujer.'

'...El croquis del lugar del hallazgo de los cadáveres de Hitler y des u mujer, así como las fotos del lugar que fue nombrado por Mengeshausen, se adjuntarán en el protocolo...'

Los perros fueron identificados muy pronto. El perro pastor Blondi, el perro de Hitler, está descrito en nuestro protocolo como 'el perro grande con orejas largas, espalda negra y laterales claros'. En el collar del perro pastor estaba escrito: 'Siempre contigo'. Paul Feni, el guardia especial del perro de Hitler, declaró que fue envenenado.

Después del la toma del protocolo nos dirigimos con Harri Mengeshausen al Estado mayor. Harri, un tipo gigante y muy alto llevaba ropa demasiado pequeña que había encontrado en alguna parte y que había cambiado por su ostentoso uniforme de las SS. Se veía muy cómico con esa pinta y a cada movimiento crujían las costuras del hombro de su chaqueta. Harri estaba muy amedrentado. Por lo visto pensaba que lo conducíamos a su ejecución.

Pero cuando se le condujo al Estado Mayor y se convenció que nadie tenía la intención de ejecutarle, Harri pidió un papel y una pluma y escribió una confesión en la que detallaba que tomó parte en la incineración de los cadáveres de Hitler y Eva Braun y este hecho por lo tanto no se añadió al protocolo, porque temía revelar su cercana relación con Hitler y figurar como ejecutor de su última voluntad.

Las declaraciones de Mengeshausen fueron confirmadas por otros guardias así como por ayudantes personales de Hitler.

Los cadáveres de Hitler y Eva Braun se quedaron todo el tiempo en la cancillería.

Por la noche, mis hombres envolvieron los cadáveres en una manta y los sacaros de la cancillería, los metieron en dos cajas, los introdujeron en un coche y los transportaron a nuestro Estado Mayor." (4)



Para una comprensión más profunda sobre el tema, la lectura de las declaraciones de Mengeshausen durante los interrogatorios puede aportar más datos al respecto:

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INFORME
Lugar de sepultura de los cuerpos de Hitler y Eva Braun.
Berlín, 13 de Mayo 1945.


Nosotros, los abajo firmantes: Jefe, sección de contraespionaje de Smersh, 79º Cuerpo de Fusileros, teniente coronel Klimenko; Magistrado Inquisidor jefe, sección de contraespionaje, Kaytchev; Jefe del escuadrón de relevamiento topográfico, 79º Cuerpo de Fusileros major de la guardia Gabelok; segundo teniente Kalachnichov, soldados, pelotón especial, sección de contraespionaje Smersh, 79º cuerpo de fusileros, Oleynik, Tchukarov, Navach, Myalkin, acompañados por el testigo Mengershausen [sic], Harry, investigamos en esta fecha el lugar donde fueron enterrados los cadáveres del canciller del reich alemán Adolf Hitler y de su esposa.

El testigo Mengershausen, Harry, atestiguó que el, como miembro del grupo de combate Mundtkes de las SS, estuvo destacado del 20 al 30 de abril para la defensa del área de la cancillería y protección personal de Adolf Hitler.
El 30 de abril de 1945, pasado el medio día, estaba de guardia dentro del edificio de la nueva cancillería, donde su tarea consistía en cubrir el corredor que pasaba por el estudio de Hitler y continuaba hasta el comedor azul.
Durante su guardia a través del corredor encima mencionado, Mengershausen se detuvo en el comedor azul enfrente a la última ventana, que era la más próxima a la salida del jardín, y observó lo que estaba ocurriendo en el jardín de la cancillería.
En este momento, el Sturmbannführer Günsche y Linge cargaban los cuerpos de Hitler y de su esposa Eva Braun desde la salida de emergencia hacia el aire libre. Esto despertó su interés y observó cuidadosamente para ver lo que estaba pasando.
Günsche, Ayudante de Hitler, derramó gasolina en los cuerpos y les prendió fuego. media hora más tarde los cuerpos de Hitler y de su esposa estaban consumidos, fueron llevados hacia un cráter a cerca de un metro de distancia de la referida salida de emergencia y enterrados allí.
Todo el proceso -Transporte de los cadáveres, su cremación y sepultura de los cuerpos de Hitler y de su esposa- fue personalmente observado por Mengershausen desde una distancia de 60m.
Mengershausen atestiguó además que el 29 de abril el perro de Hitler también fue enterrado en el cráter. Características particulares: Un pastor alto con orejas cortadas, pecho negro y flancos elegantes, Por Paul Phenie, que cuidaba especialmente del perro, Mengershausen supo que él había sido envenenado.
Al investigar los lugares indicados por Mengershausen, se verificó que su declaración era correcta. Durante su guardia del 30 de abril de 1945, Mengershausen pudo observar claramente desde la ventana del comedor azul lo que estaba ocurriendo en la salida de emergencia del búnker. La declaración del testimonio de Mengershausen es bien digna de crédito, pues el 4 de mayo de 1945 retiramos del referido cráter los cadáveres de un hombre y de una mujer desfigurados por el fuego y dos perros envenenados que, conforme fue reconocido por otros testigos pertenecían a Hitler y a su secretaria particular [?] Eva Braun.
En el anexo, se halla un diagrama del lugar donde fueron descubiertos los cadáveres de Hitler y de su esposam así como fotos del lugar indicado por el testigo Mengershausen.
Declaración tomada en la cancillería, ciudad de Berlín.

Jefe, sección de contra espionaje Smersh, 79º Cuerpo de Fusileros;
teniente coronel (firma) [Klimenko]
Magistrado inquisidor jefe intérprete; Sección de contraespionaje Smersh; 79º Cuerpo de Fusileros
Teniente (firma) [Kaytchev]
Jefe del Escuadrón de relevamiento topográfico; 79º Cuerpo de Fusileros
Mayor de la Guardia (firma) [Gabelok]
Fotógrafo corresponsal; 70º Cuerpo de Fusileros;
Segundo teniente (firma) [Kalachnikov]
Soldados, sección de contraespionaje Smersh; 79º Cuerpo de Fusileros
(firmas) [Oleynik; Tchukarov, Navach, Myalkin]
Testigo (firma) [Mengershausen] (7)


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En mayo de1991, la película de los cuerpos de los Goebbels se dio a conocer por los archivos del gobierno soviético. El cadáver de Josef Goebbels, aunque completamente carbonizado es fácilmente identificable, por le soporte ortopédico de su pierna derecha. Junto al cuerpo hay una pistola Walter P38.

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El cadáver carbonizado de Josef Goebbels.
Fuente: Capturas del documental Berlin 45: Der Sturm auf Berlin, Spiegel TV

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El vicealmirante Voß identificando los cadáveres.

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Voß junto a Karl Schneider (izquierda), el encargado de las cocheras.

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Karl Schneider junto a Wilhelm lange, el cocinero de la cancillería del Reich (izquierda).
Fuente: Capturas del documental Berlin 45: Der Sturm auf Berlin, Spiegel TV

Junto a los cuerpos de Josef y Magda Goebbels se encontraron dos pistolas Walter por lo que en un principio, se pensó que ambos se habían suicidado disparándose, pero el informe de la autopsia desmintió tal hecho, y al parecer, el matrimonio se suicidó ingiriendo veneno..

Los soldados hicieron el descubrimiento de los cuerpos de los hijos de los Goebbels. Fueron asesinados por Magda Goebbels con ayuda de un dentista de las SS, doctor Helmut Kuntz. Dos horas antes de que se suicidara reunió a toda la familia y les comunicó que se trasladarían al Berghof. Vestían camisones blancos. Magda peinó sus cabellos, besó a cada uno de ellos y los llevó a su dormitorio en la parte superior del bunker. Kuntz contó a los interrogadores que inyectó una cantidad letal de morfina a los niños. Poco después Magda colocó cápsulas de cianuro en sus bocas y las reventó con los dientes de los niños. El descubrimiento impresionó a los soldados rusos. Fueron llevados solemnemente a la cancillería del Reich, colocados en el suelo para ser fotografiados y marcados con etiquetas para su identificación.

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De derecha a izquierda: Helmut (de 10 años), Heidi (casi cinco), Helga (de 12 años y la mayor), Hilda (de 11 años), Hiede (de 6 años) y Holde (de 8 años).

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Magda (izquierda) y Joseg Goebbels (derecha).

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El vicealmirante Voß identificando los cadáveres.
Fuente: Capturas del documental Berlin 45: Der Sturm auf Berlin, Spiegel TV


Sobre este suceso también hay muchas contradicciones al ser el doctor Kunz el único superviviente directamente implicado en los hechos, y no poderse contrastar sus declaraciones con las del doctor Ludwig Stumpfegger, también implicado en el asesinato de los hijos del matrimonio Goebbels y que murió junto con Martin Bormann en el intento de escapar del cerco soviético en Berlín. Las declaraciones del doctor Helmut Kunz y Harri Mengershausen, guardia personal de Hitler, quien indicó a Klimenko donde fueron incinerados los cuerpos de Hitler y Eva Braun aportan un poco más de luz a este asunto:

"A finales de abril, llevó aparte a Kunz y literalmente le pidió que 'le ayudara a matar a sus hijos,' tal y como más tarde testificaría Kunz. Sin embargo, éste testificaría: 'Me negué y le dije que era incapaz de hacerlo.'
Le dijo a Magda que acababa de perder a sus dos hijas unos pocos meses antes durante un bombardeo norteamericano sobre Lucka y que sólo por eso no podía hacerlo. Su hija Maike tenía cinco años cuando murió bajo los escombros. Su otra hija, Maren, apenas tenía uno.
Sin embargo Magda Goebbels insistió y se cree que muy poco después le dijo que ‘no era una petición suya’ sino 'una orden directa de Hitler.' Según el testimonio de Kunz, durante la discusión Magda Goebbels le dijo que si era suficiente con que ella trasladara la orden o si deseaba hablar con Hitler personalmente.
Kunz supuestamente contesto que eso era suficiente para él. Según se dice, Kunz intentó escapar poco después al cercano Hotel Adlon, donde un compañero de las SS había montado un hospital de emergencia, pero al parecer Magda Goebbels ordenó que volviera amenazándole con que si su marido se enterara de su intento de escapar sería hombre muerto.

El uno de mayo de 1945, por la noche, los niños ya estaban en la cama pero todavía no se habían dormido. 'No tengáis miedo' les dijo su madre. 'El doctor os va a poner una inyección que todos los niños y los soldados se están poniendo.' Magda salió de la habitación y Kunz les inyectó la morfina, 'primero a las dos chicas mayores, luego al chico y finalmente al resto de las chicas.' Cada niño recibió una dosis de 0,5 cc, lo que llevó entre ocho y diez minutos
Cuando los niños se habían dormido, Magda Goebbels entró en la habitación con las píldoras de cianuro en la mano, según testifico Kunz. Regresó unos pocos segundos después, llorando y alterada. 'Doctor, no lo puedo hacer, tiene usted que hacerlo,' dijo Magda, a lo que el dentista contesto: 'Tampoco puedo hacerlo yo.' 'Busque entonces al Dr. Stumpfegger,' dijo ella. Ludwig Stumpfegger, poco más joven que Kunz, había sido uno de los médicos personales del jefe de las SS Heinrich Himmler.
Una semana después, los forenses rusos practicaron las autopsias de los cuerpos de los niños y llegaron a la conclusión de que sus muertes se habían producido como resultado de un envenenamiento por cianuro. Los padres se habían suicidado en el exterior de la cancillería y Stumpfegger había muerto intentando traspasar las líneas rusas en Berlín.
Sin embargo, Kunz sobrevivió. Era tanto testigo como responsable, alguien que podía incriminar a otros y exculparse a sí mismo. Alguien que podía dar falso testimonio.

Después de que Kunz hubiera pasado 10 años bajo cautiverio ruso, el Kremlin finalmente decidió ponerlo en libertad el 4 de octubre de 1955. Poco después, la muerte de los niños de los Goebbels se convirtió en un caso para la acusación pública ya que el juzgado de la ciudad bávara de Berchtesgaden llevaba a cabo un procedimiento de carácter obligatorio para verificar la muerte de Hitler. Uno de los muchos testigos era Harri Mengershausen, un subinspector y oficial de la SS, que también había sido prisionero de guerra.
Mengershausen dio testimonio sobre el fallecimiento de Hitler, y luego el juez, Heinrich Stephanus, inició una investigación sobre el caso de Goebbels: ‘La muerte de los niños es todavía un completo misterio. No sabemos quien lo hizo ni cómo se hizo…al Dr. Kunze se le mencionó en alguna ocasión en este contexto.’ Ni siquiera el juez o los testigos conocían la ortografía correcta del apellido de Kunz.
−El Dr. Kunze negó tres veces haber envenenado a los niños, (afirmó Mengershausen), y es entonces cuando Joseph Goebbels le subrayó que todavía tenía poder para dar ordenes y que él como miembro de las SS podía ser castigado por desobedecer una orden. Después de esto el doctor administró las inyecciones.
− ¿Pero esto lo sabe usted sólo de oídas? − Preguntó Stephanus.
−Lo sé porque me lo dijo él mismo. − Contestó Mengershausen.
Seis acusaciones de asesinato.
Por aquel entonces, Kunz se había establecido en Münster donde trabajaba como ‘voluntario’ en la clínica dental del hospital universitario y como personal contratado, medico en este caso, por las nuevas fuerzas armadas alemanas, la Bundeswehr. El fiscal jefe Theodor Middeldorf inició una investigación preliminar contra Kunz por seis casos de asesinato con número de diligencias 6 Js 1041/56.
Durante los siguientes meses, Middeldorf interrogó a muchos testigos que habían sobrevivido y permanecido hasta el final en el bunker, como a la secretaria Traudl Junge, el ayudante Heinz Linge, el chofer Erich Kempka y su piloto Hans Baur.
Algunos ni siquiera habían oído hablar de Kunz, otros sí que conocían su historia y al mismo Kunz, pero Middeldorf no tenía la necesidad de testigos favorables a la acusación. Durante la primera vista, el dentista había confesado que había administrado morfina a los niños, declarando también que su colega médico Stumpfegger y Magda Goebbels se habían quedado a solas en la habitación. Cuando la mujer salió de la habitación, Kunz testificó que estaba llorando y que dijo que 'todo había acabado.'
En enero de 1959 la fiscalía acusó formalmente a Kunz, pero no de asesinato, sino de colaboración necesaria en un homicidio en seis casos distintos. Desde el principio, la acusación pública descartó la posibilidad de que la amnistía de 1954 se aplicara en el caso de Kunz.
Al principio, se argumentó que la petición de participar en el asesinato de los niños no era una orden insalvable para Kunz, incluso si Magda Goebbels había afirmado que la orden provenía de su marido o de Hitler. El fiscal también argumentó que incluso si Kunz hubiera creído a Magda Goebbels debería haberse negado ya que el asesinato de los niños no era otra cosa que un crimen." (5)


Las siguientes fotografías fueron tomadas una semana más tarde por patólogos soviéticos y muestran a Helga Goebbels después de la autopsia:

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Helga Goebbels.
Fuente: Captura del documental Hitler, capítulo final

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El cuerpo de Goebbels durante su estudio forense.
Fuente: Captura del documental La calavera de Hitler

Los primeros interrogatorios ofrecían como conclusión que Hitler había estado en el bunker y se había suicidado, pero se pasó por alto un hecho crucial, que los cuerpos habían sido quemados. El testimonio de Elena Rzhevskaya coincide salvo en pequeños detalles con el informe de su superior, el teniente coronel Ivan Klimenko, que anteriormente ha sido adjuntado:

"Muy cerca de la salida de emergencia del bunker de Hitler encontraron algo. Se dieron cuenta de que la tierra estaba removida y empezaron a cavar. De hecho, había dos cadáveres, uno femenino y otro masculino y los dos estaban carbonizados. Y como estos soldados no sabían que tenían que buscar cuerpos carbonizados los volvieron a poner ahí tal y como estaban. Hicieron esto porque un día antes, un grupo de generales al pasar al lado de una piscina, repararon en que estaba seco, y que había algunos cadáveres que estaban amontonados. De pasada, uno de los generales dijo: '¡Mira, ahí hay uno que se parece a Hitler!' Se puede imaginar que la tensión era enorme. Pidieron a algunos alemanes que se acercaran y echaran un vistazo y todos los que lo miraban decían: '¡Oh, no es Hitler!', aunque desde lejos se veía un bigote y se le podía parecer. Pero mirándolo de cerca podías ver que no era Hitler. Perola expectación creció y teníamos que descubrir quién era esa persona."

"Stalin se enteró y no estaba nada satisfecho. Dio órdenes de que no se le diera información a nadie. Ni a corresponsales nuestros ni a extranjeros les fue permitido acercarse a cualquier cosa que tuviera que ver con la búsqueda y el descubrimiento del cuerpo de Hitler. Para acabar esta historia, el tipo que se parecía a Hitler tenía un bigote y también calcetines zurcidos. No se trataba de Hitler."

Esta persona nunca fue identificada. Algunos oficiales alemanes afirman que Hitler tenía un doble, pero Elena Rzhevskaya no lo cree así:

"Quizás los amantes de sensaciones queden decepcionados, pero debo decir que no había doble alguno. Los estábamos creando nosotros sin darnos cuenta. La verdad es que el general Besarin, comandante de la 5.ª División, dijo que la persona que encontrara a Hitler obtendría el título de Héroe de la Unión Soviética. Así que cuando veían a alguien, veían un cuerpo con un bigote, le llevaban esta persona a nuestro comandante, y nuestros periodistas, incluso los famosos, escribían luego: ‘He visto ocho dobles en este lugar’. Pero no había dobles, Hitler no tenía dobles."


Secuencias del cadáver encontrado en Berlín con el asombroso parecido con Adolf Hitler.

El famoso doble de Hitler es un rumor que circula desde hace tiempo y al que se le atribuyen dos nombres: Ferdinad Beisel o Gustav Weler, pero no hay pruebas concluyentes para demostrar su verdadera existencia.

J. M. Romaña, en su libro Historias extraordinarias de la Segunda Guerra Mundial, también apunta lo que afirma Elena Rzhevskaya:

"El miércoles 2 de Mayo de 1945, los hombres mas especializados del SMERSH (Servicio Secreto del Ejercito de la URSS), al mando del Teniente Coronel Ivan Klimenko, accedían al bunker de Hitler. La orden del mariscal Zhukov era terminante: capturar vivo o muerto a cualquier precio a Hitler. Pronto fue detenido el vicealmirante Hans Erich Voss, y comenzó la busqueda del cadáver de Hitler al confesar su muerte los soldados que defendían el bunker. Voss, que era obligado a colaborar en el esclarecimiento del misterio que suponía la desaparición del Führer, gritó de repente '¡Hitler, Hitler!' al llegar a un pilón de cemento donde había muchos muertos en el jardín. Junto a una zanja de hormigón, apareció el cadáver del verdadero y único doble de Hitler (Ferdinand Beisel) El cuerpo fue apartado sobre la hierba libre de cascotes, y así pudieron apreciar como llevaba una extraña peluca rubia que ocultaba el cabello negro natural. En un principio, todas las personas convocadas por los rusos aseguraban que era Hitler, extrañamente vestido con una guerrera gris y medias remandadas. Cuando le llego el turno al piloto personal, Hans Baur, este aseguro que no podía ser Hitler si su cuerpo había sido quemado con gasolina... de la misma opinion fue Junge, el dentista, que tenia registrados todos los dientes postizos de Hitler, y descubrió que la dentadura de Beisel era mucho mas sana. pero los rusos deseaban mas testimonios; fue enviado desde Moscú con toda urgencia el ex consejero de la antigua Embajada de la URSS en Berlín. para entonces, el cuerpo del doble se exponía en la sala de actos de la Cancillería del III Reich. El diplomático soviético, que había visto de cerca varias veces al dictador nazi, confirmó las ultimas declaraciones: no era Hitler. De todas formas, cada hora que pasaba crecía más y más la confusión en torno al falso cadáver por no saber los soviéticos cual había sido su misión. Elena Rzhevskaya, nos ofrece en su libro "Berlín, Mayo de 1945" la anécdota de una increíble proliferación de dobles: Las circunstancias contribuían a que surgieran también otros dobles... El General Coronel Berzarin, comandante de Berlín, prometió que propondría para una condecoración al que encontrara el cadáver de Hitler. Por ello, llevaron a la comandancia a seis Hitlers." (6)

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El cuerpo del supuesto doble de Hitler.
Fuente: Captura del documental La calavera de Hitler

Tras las numerosas investigaciones, los soviéticos se dieron cuenta de que debían buscar un cuerpo calcinado, y no uno sino dos, pues ahora sabían que Adolf Hitler se había casado con Eva Braun y que ella también se había suicidado.
El 4 de mayo la atención recayó en el jardín de la cancillería. Un grupo de soldados rusos empezó a curiosear. Uno de ellos se fijó en la tierra removida en un cráter de una bomba, enfrente de la salida de emergencia y llamó a Klimenko para que viera los huesos. Eran los mismos cuerpos que los soldados rusos habían desenterrado y vuelto a enterrar el primer día. Dos soldados rusos se pusieron a cavar. Eran el capitán Deryabin y el sargento Tsibochkin, a la derecha. Esta fotografía procede de los propias archivos de Klimenko, que dice que fue tomada durante el desentierro de los cadáveres de Hitler y Eva Braun. Klimenko, el oficial al mando del equipo SMERSH, fue a quien oficialmente se atribuyó el descubrimiento de los cadáveres y recibió la medalla de Héroe de la Unión Soviética.
Según el informe de Klimenko fue él quien tras repasar las declaraciones de los prisioneros y saber que los cuerpos habían sido incinerados, cayó en la cuenta de que los restos del cráter podrían corresponder a Hitler y Eva Braun, y decidió volver a excavar en el mismo sitio.

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El capitán Deryabin (izquierda) y el sargento Tsibochkin (derecha).
La fotografía procede de los archivos de Klimenko.

Fuente: Captura del documental Muerte en el bunker


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Fuente: Captura del documental Muerte en el bunker

Esta foto fue tomada por los investigadores rusos que encontraron el cuerpo. La salida de emergencia se aprecia marcada con tres cruces. La cruz de la derecha indica dónde se prendió fuego a los cadáveres a tres metros de la entrada. A la izquierda.com dos cruces, a dos metros, está el cráter de la bomba donde los alemanes enterraron los cuerpos.

El equipo SMERSH hizo un plano detallado del lugar que se convirtió en parte de las pruebas en la investigación que después confirmaría la muerte de Adolf Hitler.
El plano, junto con la llave del diagrama están fechados y firmados el día 13 de mayo de 1945. Búsquedas sucesivas revelaron los cuerpos el pastor alemán de Hitler, Blondie, y de uno de sus cachorros. Blondie murió el día anterior al suicidio de Hitler para comprobar la efectividad de las cápsulas de cianuro. Según el médico de las SS Ernst Günther-Schenck, fue Werner Haase quien le mostró a Hitler los efectos del cianuro con Blondie.

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Los restos de Blondie.
Fuente: Captura del documental Muerte en el bunker


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Imágenes a color de junio 1945, correspondientes al exterior de la cancillería.
Fuente: Captura del documental Muerte en el bunker

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