Publicado: Dom Sep 16, 2018 1:13 pm
El monumento a los perros destructores de tanques
Hola a todos.
Retomo este tema que hace tiempo tenía aparcado por falta de tiempo, con nuevas localizaciones de mi segundo viaje a Volgogrado.
En este caso se trata del monumento a los perros destructores de tanques, que se encuentra a pocos metros del memorial de la 10.ª División de fusileros de la NKVD, en la Ploschad’ Chekistov.
Durante la Segunda Guerra Mundial el Ejército Rojo hizo uso de estos animales como arma antitanque. Su entrenamiento se efectuaba bajo el principio del reflejo condicionado de Pávlov: se acostumbraba a los perros a buscar comida bajo vehículos blindados y tras privarles de alimento durante varios días, se los liberaba para que lo encontrasen debajo de los tanques con el motor en marcha.
Así, cuando las tropas alemanas lanzaban un ataque con carros, los soviéticos procedían de la misma manera con los perros, pero les colocaban una carga explosiva en el lomo, con una palanca de madera en la parte superior. El animal asociaba el ruido del motor con la comida, y cuando alcanzaba la parte inferior del vehículo, la palanca se plegaba detonando la carga explosiva que portaba.
Una auténtica animalada, nunca mejor dicho.
Saludos
Hola a todos.
Retomo este tema que hace tiempo tenía aparcado por falta de tiempo, con nuevas localizaciones de mi segundo viaje a Volgogrado.
En este caso se trata del monumento a los perros destructores de tanques, que se encuentra a pocos metros del memorial de la 10.ª División de fusileros de la NKVD, en la Ploschad’ Chekistov.
Durante la Segunda Guerra Mundial el Ejército Rojo hizo uso de estos animales como arma antitanque. Su entrenamiento se efectuaba bajo el principio del reflejo condicionado de Pávlov: se acostumbraba a los perros a buscar comida bajo vehículos blindados y tras privarles de alimento durante varios días, se los liberaba para que lo encontrasen debajo de los tanques con el motor en marcha.
Así, cuando las tropas alemanas lanzaban un ataque con carros, los soviéticos procedían de la misma manera con los perros, pero les colocaban una carga explosiva en el lomo, con una palanca de madera en la parte superior. El animal asociaba el ruido del motor con la comida, y cuando alcanzaba la parte inferior del vehículo, la palanca se plegaba detonando la carga explosiva que portaba.
Una auténtica animalada, nunca mejor dicho.
Saludos