Publicado: Mar Mar 29, 2016 9:38 pm
14. Museo Barraca 38
Tras acceder por la puerta lateral del barracón 38, las primeras habitaciones que tenemos son una "fuente" y un "baño", justo en frente:
Los pongo entrecomillados porque ese agua era un circuito cerrado, que se cambiaba tras semanas de uso. Más que higiénico, aquello era todo un foco de infección.
Más a la derecha, tenemos el comedor, con largas mesas y bancos corridos, y justo después, más allá, la habitación con las literas:
En los comienzos del campo, las literas y bancos podrían ser hasta individuales, pero con la sobrepoblación, hubo hasta tres prisioneros por litera, en un total de tres alturas (9 prisioneros por mueble). Ni las mesas ni las literas son originales, sino reproducciones. En el museo-cocina que veremos más adelante, si hay muebles originales.
Ahora, vamos hacia el ala izquierda del barracón, donde hay una exposición dedicada a los prisioneros judíos en particular, y a los judíos en general. Gran parte de los barracones de este campo pequeño judío, se quemaron intencionadamente en 1992, y este, reconstruído, pretende ser un pequeño homenaje.
Ahí tenemos a Herschel Grynszpan, asesino confeso del diplomático alemán Ernst vom Rath, pretexto perfecto para que los nazis llevaran a cabo la Noche de los Cristales Rotos.
Estas son sólo algunas de las partes del Museo Barraca 38, pero el tiempo corría (Una pena) y teníamos que seguir adelante. Aún sólo habíamos visto una pequeña parte del campo de concentración...
Tras acceder por la puerta lateral del barracón 38, las primeras habitaciones que tenemos son una "fuente" y un "baño", justo en frente:
Los pongo entrecomillados porque ese agua era un circuito cerrado, que se cambiaba tras semanas de uso. Más que higiénico, aquello era todo un foco de infección.
Más a la derecha, tenemos el comedor, con largas mesas y bancos corridos, y justo después, más allá, la habitación con las literas:
En los comienzos del campo, las literas y bancos podrían ser hasta individuales, pero con la sobrepoblación, hubo hasta tres prisioneros por litera, en un total de tres alturas (9 prisioneros por mueble). Ni las mesas ni las literas son originales, sino reproducciones. En el museo-cocina que veremos más adelante, si hay muebles originales.
Ahora, vamos hacia el ala izquierda del barracón, donde hay una exposición dedicada a los prisioneros judíos en particular, y a los judíos en general. Gran parte de los barracones de este campo pequeño judío, se quemaron intencionadamente en 1992, y este, reconstruído, pretende ser un pequeño homenaje.
Ahí tenemos a Herschel Grynszpan, asesino confeso del diplomático alemán Ernst vom Rath, pretexto perfecto para que los nazis llevaran a cabo la Noche de los Cristales Rotos.
Estas son sólo algunas de las partes del Museo Barraca 38, pero el tiempo corría (Una pena) y teníamos que seguir adelante. Aún sólo habíamos visto una pequeña parte del campo de concentración...