Publicado: Vie Mar 16, 2012 6:23 pm
por grognard
El oberleutnant Hlaine sale del búnker, supongo que a tomar un poco el (frío) aire o quizás a reflexionar. Hay algo que me está dando vueltas en la cabeza desde hace un rato, y decido planteárselo directamente
- Oberleutnant...
- Diga, Böhme
- Pensará que soy un poco paranoico, pero hay algo que me tiene un poco inquieto
- ...
- Pues... ¿cómo se lo digo? Me resulta extraño que de pronto ese Sturmbannführer Rössner se ponga en contacto con nosotros y nos ordene recoger unas cajas en un punto para llevarlas a otro... Estamos rodeados de rusos, y dice que las cajas ya han sido preparadas y cerradas... ¿Por quién? ¿Qué pueden tener obliga a nuestro Oberst a cambiar sus órdenes iniciales y enviarnos a una misión que, cuanto menos, se puede clasificar de suicida?
- Siga
- Además, sólo tenemos la palabra del Sturmbannführer. No tenemos ningún tipo de confirmación por parte del Oberst Von Korff. Tan sólo tenemos la palabra de ese tal Rössner
- ¿No le estará afectando su experiencia con los SS, Böhme?
- No tengo nada contra las SS en particular, aunque lo pueda tener contra algunos bastardos que se encuentran en sus filas... Pero no me negará que todo esto suena un poco raro.
- Pues no le voy a decir que no... Estoy en el VI Ejército desde el inicio del avance sobre el Volga, y hasta ahora no había visto nunca tropas de las SS entre nuestras unidades. Aunque eso no significa nada. Ya sabe que los chicos de Heydrich aparecen donde menos se les espera
- Si usted lo dice, Herr Oberleutnant...
- De todas formas, órdenes son órdenes, vengan de un Sturmbannführer o de nuestro propio Oberst. ¿Quiere arriesgarse a un Consejo de Guerra por desobedecerlas?
- En todo caso, la decisión es sólo suya, Oberleutnant. Yo sólo le doy mi parecer. Aunque insisto en que no estaría de más confirmar con el Oberst que las órdenes son correctas. También podría suceder que el Consejo de Guerra se llevara a cabo precisamente por obedecer esas órdenes...
El Oberleutnant Hlaine me mira con una expresión indefinida, quizás preocupada. Echa mano a su petaca y toma un pequeño sorbo. Me la ofrece. La acepto. No sé de dónde lo habrá sacado, pero en esta ocasión es algo parecido al cognac. Se la devuelvo y me giro para entrar de nuevo en el búnker.
- Böhme... -dice Hlaine
- ¿Oberleutnant?
- Pensaré en lo que me ha dicho...
- Sí, señor
- Gracias