Publicado: Sab Mar 03, 2012 2:50 am
por Wyrm
Bielki
La salida del refugio, apuntalada con troncos para evitar desprendimientos, va a parar justo al centro de una trinchera de 20 metros de largo. Ésta, es lo suficientemente ancha como para poder caminar dos personas por ella, paralelamente, sin empujarse, y tiene algo más de metro y medio de altura, que junto con los montoncitos de nieve que hay a cada lado, protege prácticamente todo el cuerpo del soldado. Ramas y pajas esparcidas por el suelo sirven de aislante de la humedad, y troncos cruzados en las paredes evitan que la tierra humedecida se caiga hacia el interior.

El schütze Hans está sentado en el suelo apuñalando una caja de munición congelada, para intentar sacar la ristra de balas de su interior, mientras Günter revisa la Mg42 apostada en la trinchera. El frío hace estragos en las armas, y el mal tiempo que hacía hasta hace bien poco ha debido medio congelar la ametralladora y su munición. Una verdadera faena.
El resto de la tropa -Karl, Conrad y Rudolf- están apoyados contra los maderos, observando la situación preparados y con sus fusiles listos, lo mismo que Muller y Diederich, que salieron hace poco a hacer más de lo mismo. El Gefreiter Adler también está ahi, pero lejos de hacer algo interesante, o simplemente, hacer algo, está sentado en el suelo tirando piedras fuera de la trinchera, con cara de enfado, mientras farfulla cosas ininteligibles.



Bittrich y Böhme
- No me hable de gasolina, Böhme -Responde Hlaine a la vez que veis como le da un pequeño tic nervioso; un escalofrío- Aún tengo grabado el momento de la explosión de mi tanque...maldito depósito de combustible...
- ¿Pero otra vez, Hlaine? -Dice burlonamente Krueger- Si que le ha dado fuerte con esa historia, señor...pero cuente, cuente, no se corte....total, por una vez más, no pasa nada.
- Pues a mi es una historia que me gusta oir -Comenta Fritz, a la vez que Heinz afirma con la cabeza lo dicho por el sanitario-
- Recuerdo como salí por la escotilla lateral. Arrastrándome lo más rápido que pude con la mirada fija en los dos tanques soviéticos convertidos en amasijos de hierro que tenía a trescientos metros. En un principio eran presa fácil, dos rápidos cañonazos y dos tanques rusos más en mi lista de bajas, pero de la nada, en nuestro lateral izquierdo, apareció otro más. Nos tenía enfilados antes de que consiguiéramos detectarlo. Viramos rápidamente para quitarnos de su trayectoria de disparo y ajustamos nuestra torreta, pero fue inútil. Nos golpeó tan fuertemente que mi conductor murió en el acto, y mi artillero quedó herido de gravedad...no pude hacer nada...
- Una gran pérdida seguro -Contesta Heiz-
- Si, una gran pérdida... -Responde Hlaine- De verdad, muchachos, estoy acostumbrado al asfixiante calor del interior de un carro, pero aquello era insufrible, os lo digo en serio... No podía más, necesitaba respirar aire limpio, pero cuando fui a abrir la escotilla superior, nos volvió a golpear. El cañonazo perforó el blindaje lateral, o eso me pareció. Estaba atontado, no sabía que hacer. Me encaramé al costado y conseguí arrastrárme hasta el exterior, cayendo, por suerte, en el lado opuesto al tanque enemigo. Tenía todo el uniforme empapado de gasolina, porque caí sobre un gran charco en la nieve. Una chispa, y hubiera ardido como la antorcha olímpica, como os lo cuento. Estaba destrozado. Me dolía todo. Cuando ya di toda esperanza por perdida y casi no sentía los brazos, aparecieron mis ángeles de la guarda, y aquel tanque que me las hizo pasar canutas, voló por los aires. Una lástima que mi Panzer lo hiciera poco después...


Offtopic:
He separado al grupo porque Bittrich y Böhme siguen en el interior mientras que Bielki ha salido al exterior. La descripción del exterior sirve para ambos grupos, porque todos conoceis el terreno, pero las conversaciones del exterior no se oyen desde adentro, ni tampoco al revés.