Publicado: Jue Mar 01, 2012 11:01 pm
por Volga1
"Opa" Bielki, con la mirada fija en el suelo, parecía haber desconectado del mundo. Había estado pensando en irse suavemente, como desaparece la luna, sin que nadie lo notara. Tras valorar la situación y el apoyo que el grupo se prestaba mutuamente, se convenció de que lo mejor era permanecer unido a aquellos cadáveres vivientes en espera de una buena ocasión.
Maldecía todos los días, como el niño que reza al acostarse, el momento en que la policía militar le echó la zarpa por el robo en el taller. Sin embargo, era perfectamente capaz de pensar una cosa y manifestarse ferviente seguidor de la contraria:
-Herr Oberleutnant, mi error fue infantil. Estoy seguro que en otras condiciones no se me hubiera castigado con tanta severidad, pero Alemania pide mi esfuerzo, mi valor y mi sangre. Lo daré absolutamente convencido de saldar mi deuda con la Patria. Estoy dispuesto.
Su cinismo no tenía límites. Mientras hablaba, repasaba el basto pero resistente fusil Mosin-Nagant que había arrancado de las manos rígidas de un cadáver. Era fiable y bastante preciso aunque un poco engorroso de acarrear en espacios cerrados por culpa de aquella bayoneta-chuzo imposible de llevar en ningún lado más que puesta. Lo limpiaba con mimo, irónicamente, con un trapo lleno de mugre.