Publicado: Jue Dic 29, 2011 1:55 pm
por Wyrm
Me ha entrado la vena de escribir algo ésta mañana, y esto es lo que ha salido (Podría ser una introducción :twisted: )


Los rusos, quienes pensabais que no opondrían apenas resistencia en la toma de Stalingrado, están haciendo alarde de una guerra de guerrillas entre edificios, a la cual no estabais acostumbrados. El desarrollo de la batalla se ha ido decantando cada vez más hacia el bando de los soviéticos, y aunque nadie hable de momento de una batalla perdida o de una rendición, las minadas y mortificadas mentes de todo soldado alemán, es en realidad en lo que están pensando. Bueno, en realidad no todas.
Hay unos pocos soldados, despojos de unidades abandonadas a su suerte, que se mantienen al pie del cañón. Ésta unidad, heterogénea, está formada por unos 40 hombres, entre infantería de asalto, zapadores, artilleros, tripulación de carros de combate, paracaidistas,... muchos de los cuales no se habían visto en la vida, pero que por circunstancias en su contra, acabaron encontrandose, quedando a las órdenes del Oberleutnant Claus Hlaine.

Acostumbrados a que cualquier oficial escurriese el bulto, y que siempre acabasen escogiendo a un cabeza de turco para hostigarlo hasta reventar, Herr Hlaine era todo lo contrario. Pertenecía a un rarísimo colectivo de oficiales, los cuales pueden conducir a toda su unidad hasta las mismisimas puertas del infierno, por la simple razón de que ellos siempre van guiando en cabeza, y eso inspira un gran respeto y también una gran lealtad.

Ahora la unidad se encuentra en un refugio subterráneo a cuatro kilómetros del frente, rodeados de una estepa helada que forma montículos de nieve sobre los cadáveres de aliados caidos, que han servido, muy a vuestro pesar, como suministro de munición, y con suerte, de raciones de comida helada y/o podrida, que dada la escasez de suministros, son de agradecer...


Podeis dar vuestra opinión :oops: